El buen ritmo de la economía de Estados Unidos, principal socio comercial de Costa Rica, nos beneficiará porque favorece la demanda de exportaciones, estimula el turismo y, a la larga, atrae más inversión extranjera directa. Un efecto no muy positivo serán las esperadas subidas en las tasas de interés por la Reserva Federal (Fed). De ser así, el costo del endeudamiento en dólares se tornaría más caro para los prestatarios en esa moneda, sean personas, Gobierno Central o empresas públicas o privadas.
El año pasado, la economía creció un 2,5 %, pese a los pronósticos preliminares del 2 %. En el primer cuatrimestre de este 2018, el dato es un 2,2 % (en ese mismo periodo en el 2016 y el 2017 fue un 0,6 % y un 1,2 %, respectivamente).
La explicación incluye varios elementos. Primero, el mayor gasto de consumo familiar, debido al favorable desempeño del mercado laboral. Segundo, el sentimiento de riqueza y la confianza del consumidor, merced, también, a una inflación estable. El índice de confianza en abril pasado se ubicó en 98,8; un año atrás fue un 97. Tercero, lo anterior está reforzado por condiciones favorables para la obtención de préstamos (a pesar del endurecimiento de los requisitos), salvo para quienes (personas físicas o jurídicas) muestren historiales crediticios deteriorados por incumplimiento. Cuarto, mayores inversiones en equipo, estructuras, minería, perforaciones y productos de propiedad intelectual. Quinto, la industria arroja señales de expansión en actividades de manufactura y minería; además, las órdenes por nuevos pedidos auguran una mayor actividad fabril. En el presente ejercicio se espera que la producción crezca en torno al 3 %.
El acero. El departamento comercial detectó un incremento notorio en las importaciones de acero (una cuarta parte de la demanda), lo cual podría explicar una baja en la producción local del 30 %. Se preguntaron si tales importaciones se convertirían en una amenaza, no solo para esa actividad, sino, también, para la industria de defensa nacional (barcos, submarinos, aviones de combate, infraestructura, comunicaciones, represas, etc.).
¿De dónde provienen esas importaciones? De países aliados de larga data: Canadá, la Unión Europea, Corea del Sur, Japón y China. A esta última la tienen en la mira. Su producción en el 2000 representó un 15 % del total mundial y recién en el 2016 escaló a un 50 %.
La imposición de aranceles se firmó el pasado 8 de marzo (25 % al acero y 10 % al aluminio, serán temporales, mientras se renegocia el Tratado Comercial con Canadá, Estados Unidos y México (Nafta, por sus siglas en inglés). Tal posición empañará las bondades del comercio mundial, porque los países afectados responderán y eso resquebrajará las pintas de recuperación reflejadas por la economía mundial, incluida la estadounidense, of course.
Mercado laboral. La administración Trump comenzó con un desempleo del 4,8 %. El dato más reciente es un 3,8 % (en abril del 2000 fue un 3,8 %, cifra con la cual se espera cerrar el 2018). En los primeros quince meses de gobierno, la economía creó 2,7 millones de empleos. Al último trimestre del año pasado, en promedio, se crearon al mes 170.000 puestos de trabajo. En abril pasado se reportaron 233.000.
Para el próximo año se calcula una caída del desempleo del 3,4 %. La rotación por renuncias aumentó hacia mejores ofertas laborales. Hay unas 6 millones de plazas vacantes, lo cual podría subir los salarios, que de hecho crecieron un 2,5 %. A partir del 2015, la inserción femenina en el mercado laboral se incrementó.
Política fiscal. La Casa Blanca aprobó un plan fiscal centrado en la disminución de impuestos para corporaciones y familias, entre otros. A las primeras, la tasa impositiva del 35 % se les redujo al 21 % a fin de estimular la inversión local para favorecer la creación de empleos, estimular el consumo y, así, reactivar la economía.
Exoneró a aquellas familias con ingresos menores a $12.000 (antes era $6.000). Eso les devolverá dinero al bolsillo para invertir, ahorrar o consumir. El fisco dejará de percibir ingresos, lo cual le llevará, al mismo tiempo, a pedir prestado y, en consecuencia, presionará las tasas de interés al alza.
La Fed calcula que por cada 1 % de recorte en los impuestos las tasas aumentarán un 0,4 %.
Los recortes de impuestos significarán un faltante de ingresos para las finanzas públicas (en la próxima década la pérdida de ingresos se calcula en $1,5 billones), pero, al mismo tiempo, las autoridades incrementarán la inversión en infraestructura, lo cual generará a mediano y largo plazo una explosiva combinación de menores ingresos, pero con más gastos. En consecuencia se esperan déficits superiores al 4 % en los próximos años.
Política monetaria. A pesar de los ajustes al alza en las tasas (1,5 % y 1,75 %), la Fed insiste en continuar apoyando el ritmo económico. La inflación observada (1,7 %) continúa siendo inferior al objetivo a largo plazo (2 %) y la inflación subyacente, que excluye precios volátiles, anda en un 1,5 %.
La inflación ha mostrado una relativa estabilidad hasta la fecha, al menos por cuatro razones: una mejor productividad permite un buen abastecimiento de los mercados, las expectativas inflacionarias no alcistas persisten entre los agentes económicos, la inflación mundial no presenta sobresaltos más allá de los normales y el fortalecimiento del comercio en línea ha intensificado la competencia entre cadenas detallistas haciendo que los precios bajen o se mantengan, pero difícilmente aumenten (Amazon effect).
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Una preocupación de la Fed es que el buen ritmo mostrado por la economía, el crédito, el empleo, los salarios, la confianza del consumidor y la inflación, aunado al recorte de impuestos, estén abonando un sobrecalentamiento a mediano plazo. Además, en el 2015, el volumen de ahorro de las familias representaba el 6 % del PIB, el año pasado fue un 3,2 %. Exhiben un mayor endeudamiento debido a mejores ingresos.
El sistema financiero, si bien muestra un buen comportamiento, tampoco está exento de vulnerabilidades. Los intermediarios, en general, están mejor capitalizados y con adecuadas reservas de liquidez. Todo lo antecedente impulsa el crédito, el consumo y un vaciamiento más rápido de los mercados, lo cual causa una relativa escasez de bienes, acompañado con precios más altos, que podrían convertirse en inflación.
Ante este escenario, la Fed prevé subir las tasas en lo que resta del año, si fuera necesario, para atemperar la economía.
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El autor es economista.