La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) designada para examinar la evolución fiscal del país prevé un crecimiento del 4,7 % del producto interno bruto real este año. La cifra supera en más de dos puntos el crecimiento de un 2,6 % estimado cuando Costa Rica solicitó el convenio suscrito meses después con el FMI para estabilizar las finanzas públicas.
Los expertos internacionales hicieron hincapié en dos razones determinantes para la revisión de sus expectativas: el crecimiento de las exportaciones y la vigorosa campaña nacional de vacunación. Meter al coronavirus en cintura es buen negocio y Costa Rica lo viene logrando a buen ritmo.
Las proyecciones del Banco Central, contenidas en el informe de política monetaria, son todavía más halagüeñas. Según el instituto emisor, creceremos un 5,4 % este año y un 4,5 % en el 2022. Cita repuntes significativos en las exportaciones, en la inversión privada en construcción y en el consumo. También calcula avances en el turismo y, por supuesto, en las campañas de vacunación.
La vacuna contra la covid-19 se convirtió en parte integral de la ecuación económica. Es la mejor arma para combatir la pandemia y, también, limitar sus devastadores efectos sobre los negocios. Pero el mundo está lleno de ejemplos del exceso de confianza inducido por altos porcentajes de vacunación que, por sí solos, son incapaces de impedir el surgimiento de nuevas olas de infecciones.
Alemania, uno de los países ejemplares a lo largo de la pandemia, está sumida en una cuarta ola y las principales víctimas son los no vacunados. Las autoridades decretaron un estado de emergencia cuya expiración, el 25 de noviembre, es objeto de debate. Unos abogan por pedir una extensión al Parlamento y otros, como el ministro de Salud, consideran suficiente aplicar medidas sanitarias como la obligatoriedad de ofrecer prueba de vacunación para ingresar a sitios públicos cerrados.
El caso de la gran nación centroeuropea invita a meditar, sobre todo, por el parecido de sus porcentajes de vacunación con los nuestros. En Alemania, poco más del 70 % de la población ya recibió una dosis. En Costa Rica, la cifra es del 75,1 %. El 57,9 % de nuestra población tiene el esquema completo, así como el 67,5 % de los alemanes.
La cuarta ola, con cerca de 13.000 casos diarios en Alemania y un debate revitalizado sobre la posibilidad de recurrir a nuevas medidas restrictivas, es una sonora advertencia. Haríamos bien si la tomamos en cuenta.
agonzalez@nacion.com