De lo simple a lo complejo, de lo evidente a lo sublime. Entre continuidad y cambio, los resultados de la primera ronda se prestan para muchas lecturas. Estas son las mías.
Lo primero que leo es la percepción generalizada de la necesidad de cambio dentro de la continuidad. La insatisfacción del presente toca la puerta y demanda reformas, pero sobre conquistas previas que se defienden. Los ganadores de antier representan esas dos fuerzas: lo que queremos defender y lo que nos urge transformar. Ya me parecía increíble que alguien hiciera de su fortaleza no alterar nada. ¿Habrá entendido el mensaje?
La realidad política es líquida. La rigidez partidaria está rota. La figura personal predomina sobre la estructura y las narrativas rompen los techos superestructurales. El elector leyó detrás de la letra la mejor expresión de sus frustraciones con las élites políticas.
El mercadeo político se agotó. Los candidatos no se vendieron como cocacolas, y si triunfaron no fue gracias, sino a pesar de sus campañas. Se compraron como representantes de mundos en conflicto. Esas son las antítesis de la segunda ronda, en busca de una síntesis.
Puede ser que se valgan los cuestionamientos éticos, pero no son el corazón de las inquietudes. No es una competencia de techos morales, sino ninguno habría pasado el coladero. En medio de nuestras angustias no es hora de competir con lodo.
Réquiem para el PAC. Veredicto sabio y justo. El pueblo no le puso ni obituario. ¡Cómo lo siento, Welmer! (But not really).
El centro del cambio o resistencia no está solo en el Ejecutivo. Un Legislativo menos disperso y con figuras brillantes podría unir visiones por encima de banderas. Rodrigo Arias tiene una visión que más bien lo acerca a los que hoy se le oponen. El correctivo liberal que necesitamos puede estar al alcance.
Mi madre era gramsciana. Yo también en su visión del peso de la narrativa en las transformaciones del mundo social, sobre todo cuando una mirada de la realidad se apodera del alma popular. Oigamos entonces a Gramsci: “El viejo mundo muere. El nuevo aún tarda. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”. No es un momento simple, es una encrucijada delicada. Mal haría quien aboga por continuidad en no oír clamor de cambio y peor sería si la voz del cambio se olvidara de defender nuestras conquistas.
Velia Govaere, exviceministra de Economía, es catedrática de la UNED y especialista en Comercio Internacional con amplia experiencia en Centroamérica y el Caribe. Ha escrito tres libros sobre derecho comercial internacional y tratados de libre comercio. El más reciente se titula “Hegemonía de un modelo contradictorio en Costa Rica: procesos e impactos discordantes de los TLC”.