El viernes 7 de setiembre nos quedamos sin señal. Al día siguiente llegó el técnico y nos dijo que volvería el domingo porque solo tenía 15 minutos para ver cada caso. Es decir, nos dejó el trabajo inconcluso y no volvió más. En estos días llamé para preguntar los requisitos para terminar con el contrato y luego llamaron a mi casa, cuando estaba devolviendo todo, para decir que querían una cita para que el técnico viniera a terminar el trabajo, pero ya contratamos otra cablera.
Nuria Vargas Ruiz, Goicoechea
Calles más anchas
En este país, en el que se ha hecho un deporte pseudodemocrátido criticar al gobierno, es importante también señalar logros y actuaciones positivas. Ejemplo es el esfuerzo que se está haciendo para mitigar el agobiante problema de tránsito. A raíz de esto, le sugiero al ministro Méndez Mata, quizás con dineros que el gobierno anterior giró a las municipalidades para ese propósito, que en calles de la Gran Área Metropolitana, cuyas condiciones de espacio lo permiten, se hagan terceros carriles o bahías para las paradas de autobuses y así no provoquen retrasos. La ruta a San Ramón de Tres Ríos es un buen ejemplo.
Jorge Andrés Camacho Ramírez, San José
País contradictorio
En un país hay un fenómeno social contradictorio: gente que quiere trabajar y hace filas en las calles para buscarlo; y gente que tiene empleo y lo abandona, se va a las calles a festejar. Además en ese país hay miles de pensionados que quisieran volver a trabajar, con conocimientos en todos los campos y con gran experiencia.
Un grupo de diputados inteligentes aprobó una ley para permitir al Estado sustituir los huelguistas crónicos por nuevo personal. Y sucedió que los jerarcas se dieron cuenta que muchos puestos de trabajo eran innecesarios; entonces bajaron los gastos. Se cambiaron pensiones por salarios y el régimen de pensiones se fortaleció. Los servicios mejoraron porque los nuevos profesionales ya sabían lo que era perder su trabajo. Y las vías públicas quedaron libres. Y no eran necesarios los líderes sindicales y la paz y el trabajo volvieron al país.
José Ramón Guillén Solano, Oreamuno
Peso de la ley
Es inaudito que quien se hace llamar líder de los sindicatos se suba a un tren para impedir que empleados puedan ir a sus lugares de trabajo. Este matonismo denota frustración porque el movimiento es un fracaso. Pareciera, por lo que se ve en la televisión, que son siempre los mismos quienes aparecen.
Hago un llamado a nuestras autoridades para que tomen las medidas disciplinarias y se castigue con todo el peso de ley a los funcionarios que abandonaron sus puestos de trabajo.
Francisco Guzmán Vargas, Goicoechea
Resistir la huelga
Sabemos que la huelga es en todos sus extremos ilegal, irresponsable y, sobre todo, inhumana. Los costarricenses estamos en la obligación de asfixiar esta huelga resistiendo con valentía sus inconvenientes. Cuando los tribunales dicten ilegalidad del movimiento le corresponderá al gobierno proceder con todo el peso de la ley.
Elías Alberto Esquivel Salas, barrio México, San José
División nacional
El país está dividido en dos bandos. Uno activo, comandado por los sindicatos. El otro es pasivo, compuesto por muchos empresarios honrados y toda la fuerza laboral privada que no podemos hacer nada ante los desmanes y exigencias del primero.
Los culpables de todo este problema tienen nombre y apellido: la clase política, los sueldos y las pensiones de lujo, las convenciones colectivas, el bipartidismo que se ha repartido los bienes públicos por años y por último, un par de gobiernos del PAC sin experiencia, incapaces de hacerle frente a la crisis.
Ya es hora de que el presidente y sus asesores busquen el dialogo por el bien del país. De sobra sabemos que a los sindicatos es lo que menos les importa. Ellos no pelean el impuesto a la canasta básica, pelean sus convenciones. Lamentablemente, si no lo hace, el problema se le va ir de las manos.
Jorge E. Varela Solís, Moravia