He comprado varios electrodomésticos en el almacén Gollo de Santo Domingo de Heredia. Siempre que he podido, he pagado antes de la fecha establecida. El 12 de diciembre compré un microondas marca Panasonic. Pocos días después, lamentablemente, hizo cortocircuito mientras calentaba un alimento. Quise hacer valer la garantía, pero no fue posible.
Primero, argumentaron que el horno había sido expuesto a calor externo excesivo; luego, que se debía más bien a que el calor interno dañó la tarjeta.
Ricardo A. Bolaños Salas, Santo Domingo de Heredia
Cambiar la Junta
Según la portada de La Nación del 7 de enero, la Junta de Protección Social (JPS) se rebela, y no es la primera vez, pues ha manifestado su oposición a la regla fiscal. Lástima que no recuerden la frase latina: dura lex, sed lex, ya que la ley obliga, aunque no nos guste. A pesar de los esfuerzos del gobierno por controlar el déficit fiscal, persisten en recetarse los pluses que la reforma taxativamente había corregido por excesivos.
La solución es muy sencilla: si el gobierno nombra a la junta directiva, el presidente debe tomar coraje y remover a los integrantes. Si no lo hace, los compradores de chances y lotería harían huelga y dejarían de adquirir los productos.
Aunque el dinero recolectado va a obras de bien social, los funcionarios de la JPS se sirven con cuchara grande. El dinero es de los pobres y de los compradores que, a lo sumo, pegamos terminación… y de vez en cuando. En aras de la transparencia, conviene que la JPS publique una serie histórica comparativa de los costos de operación y así evidenciar los aumentos salariales y el dinero de los premios. No estaría de más comparar con las entidades autónomas y los salarios del sector privado. Los jugadores ponen los recursos y los fines sociales son muy claros, pero “han vuelto el rótulo para dentro”, como dice la gente.
Orlando Morales Matamoros, San José
Calvario en Ebáis
Carlos Alvarado visitó recientemente un hospital para verificar si las listas de espera se han reducido. Convendría hacerlo en los Ebáis de Cervantes de Alvarado y de Birrisito de Paraíso para constatar lo que realmente se obtiene por el pago de los aportes de los trabajadores: un pésimo servicio.
La gente duerme en las aceras desde la noche anterior para obtener una de las pocas fichas que darán el día siguiente. Quien no haga este “trámite”, tendrá que pagar ¢5.000 para que otras personas le guarden el campo.
Además, hay rotación constante de funcionarios, quienes se trasladan a localidades más cercanas a las ciudades. La entrega de medicinas es superlenta, por lo que, si urge recogerlas, hay que desplazarse desde Birrisito a Cervantes, una distancia de nueve kilómetros.
Solicito a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) atender esta situación, la cual con muchísimo gusto puedo confirmar para que tomen cartas en el asunto y la corrijan.
Juan Carlos Mora Molina, La Unión
Propone castigo
Si ni la Corte ni la Junta de Protección Social (JPS) quieren apegarse a la regla fiscal, olvidan que el primer poder de la República es la Asamblea Legislativa, como lo aprendí en la escuela en los años cuarenta. Si el Congreso asumió la responsabilidad de aprobar la reforma que necesitábamos, deben cumplir todos sin excepción. Quienes se oponen, no aman al país y quieren seguir llenándose los bolsillos a costa del resto. Tampoco piensan en los miles de compatriotas que carecen de empleo ni en quienes trabajan bajo el sol y el agua y tienen ingresos bajísimos.
Urge una ley para castigar con altas multas a quienes incumplan, e incluso con la pérdida del puesto.
Efraín Solís Ureña, San José
Gracias al San Juan
El 16 de diciembre, después de cuatro años de espera y terapias de hemodiálisis, recibimos la llamada que tanto anhelábamos: había un donante de riñón.
El proceso de trasplante ha sido un éxito gracias a los médicos, enfermeros y personal en general del Hospital San Juan de Dios. Les agradecemos de todo corazón su increíble trabajo y su excelente trato. Por favor, continúen a cargo de esta maravillosa labor. Definitivamente, ¡donar salva vidas!
Maricia Tanco Jiménez, Vázquez de Coronado
Cobro de intereses
El 10 de diciembre pagué el total de mi tarjeta de crédito de Scotiabank. El lunes 6 de enero me cobraron casi ¢30.000, bajo el argumento de que debí hacerlo cinco días antes. Dicho de otro modo, cobraron un 10 % por cinco días sobre un saldo de ¢300.000, pero que ya estaba finiquitado. De buena fe, pagué los intereses y ahora me informan, por correo electrónico, de que no van a darme el dinero. ¿A quién debo acudir para solventar la situación?
Fernando Ledezma Guevara, Pavas