El acaparamiento de vacunas por los países más ricos en detrimento de los más pobres desnuda lo más íntimo de la naturaleza humana. Además del virus, quedan en evidencia el egoísmo, la insolidaridaridad e insensibilidad hacia los otros, pero, ante todo, la nula inteligencia y visión integral de la situación.
El «sálvese quien pueda» está hoy más presente que nunca y no en un juego de niños, como la usábamos antes. Los que pueden tienen mayor poder económico. El temor no les hace comprender el error. La miopía y pobreza de espíritu les impide ver con claridad que en esta situación o nos salvamos todos o nos hundimos todos.
De nada vale a países como Estados Unidos o Israel tener a toda su población vacunada si sus vecinos enfrentan situaciones caóticas debido a la falta de acceso pronto a las vacunas. Brasil y la India se han convertido en laboratorios biológicos a cielo abierto sin control, de donde pueden salir en cualquier momento variantes del virus que neutralicen totalmente las vacunas. Más que un ruego o una súplica, este es un llamamiento urgente al buen juicio de quienes tienen el poder mundial.
Álvaro Ávila Cubillo, San José
Falta de control
El uso de mascarilla, el lavado de manos y el distanciamiento social siguen siendo las medidas sanitarias por excelencia para prevenir el contagio de la covid-19. Así, lo aseguran epidemiólogos y expertos mundiales.
El relajamiento y la irresponsabilidad social de las últimas semanas nos está pasando la factura en el alza de infecciones, que produce, consecuentemente, el colapso hospitalario. Otro factor clave en la situación actual es la falta de coordinación y planificación interinstitucional en el proceso de vacunación.
A mi esposa y a mí nos llamaron del centro de salud para preguntarnos si queríamos vacunarnos, 15 días después de tener la segunda dosis de la vacuna Pfizer. Esto muestra la falta de control. El registro debió hacerse con la plataforma EDUS, donde está el historial médico del asegurado, no mediante listas manuales que lentifican la labor.
Enhorabuena, vecinos, instituciones públicas y empresas privadas se han unido a los centros médicos de la Caja Costarricense de Seguro Social para coordinar áreas para una vacunación ordenada.
José Rugama Hernández, San José
Menos pensión
La Caja Costarricense de Seguro Social viene bajando el monto de la pensión que, por ley y justicia, debe ser el 100 %, y ahora pretende rebajarlo al 50 %. Pero sus salarios, pensiones millonarias y pluses no los tocan. La ley del embudo: a costa de miles de trabajadores y patronos que resultarán seriamente afectados, la Junta Directiva se arroga el derecho de decidir de manera unilateral.
Alexis Villalobos Soto, Alajuela
Análisis personal
Aunque todavía no hemos superado los efectos de la pandemia, me atrevo a señalar algunos, a sabiendas de que unos quedarán con nosotros durante largos años. No olvidaré fácilmente los muertos y otras desgracias que causa la pandemia ni la búsqueda meticulosa de ciertos políticos de errores del actual presidente por la respuesta a la pandemia, la adquisición de equipos y programas de vacunación. Tampoco los descuidos numerosos de la Caja Costarricense de Seguro Social, la actitud irresponsable de conductores, comerciantes y grupos de costarricenses que desoyen el llamado de precaución para prevenir el contagio.
El Ministerio de Educación Pública ha cometido varios yerros que, cuando pase la parte crítica de la pandemia, una serie de profesionales, no solo educadores, sino también psicólogos, sociólogos y neurólogos, deben tomar lo hecho a toda prisa y analizarlo con calma. Esto, sin influencias políticas perniciosas que, hasta el momento, no ha sido posible controlar.
Carlos Masís Acosta, Cartago
Nota de redacción
En la carta publicada el 24 de mayo, titulada «Lotería perdida», el autor escribió que hizo una compra, que ya no hay que activar para el premio acumulado y que ya el sorteo pasó y «ni la devolución del dinero».