Es una lástima. Tanto que hablan, especialmente Manuel Rodríguez Arce, encargado del sitio web, para que el EDUS no sea útil. En sus inicios servía para algo y era expedito. Una no tenía que ir a formarse en largas filas de madrugada para sacar cita médica.
Antes de la pandemia, en el 2019, la página servía para eso, pero ahora nunca nunca hay citas en medicina general. Hay que ir siempre a la clínica a tratar de obtener una, y también es cierto que no hay historial, ni los medicamentos que una toma. La información solo la ven los médicos cuando una está en la consulta. No deberían anunciar con bombos y platillos lo que realmente no es útil.
Anabelle Araya García, San José
- ¿Cómo envío una carta a la columna? Por correo electrónico a cartas@nacion.com o por WhatsApp, al número 61350204. Debe adjuntar copia de la cédula por ambos lados.
Excusa perfecta
Con preocupación, noto que desde el inicio de la pandemia en todas las instituciones públicas y empresas privadas una grabación en sus centrales telefónicas informa de que por causa de la emergencia los servicios se están viendo afectados. No termino de entenderlo, si salvo los maestros que están en la casa, se supone que el resto del personal está en teletrabajo.
Llamo a Tigo y el tiempo de espera es de cuatro o más horas para que contesten. Llamo al ICE, y ni siquiera responden. Llamo a Telecable, y lo mismo. Llamo a la CCSS para solicitar ayuda por un problema con mi contraseña para el uso de los servicios en línea, y en todas y muchas otras es igual.
Sospecho que el problema no radica en que la gente trabaje en la casa, sino que, sin decirlo, han eliminado puestos en servicio al cliente para ajustar sus cuentas, desmejorando así la calidad del servicio.
En las instituciones públicas, donde ser atendido por teléfono o correo electrónico antes de la pandemia ya era como sacarse la lotería, estamos viendo la consecuencia de la falta de supervisión y los empleados en teletrabajo se rigen por la ley del mínimo esfuerzo.
Esteban Arias Monge, San José
Niegan vacuna
El 17 de junio mi hijo, después de dos horas de fila en el Ebáis de Curridabat, bajo el sol y exponiéndose al contagio debido a la proximidad con otras personas, llegó a la ventanilla con un recibo de agua y su cédula para inscribirse en la lista de vacunación contra la covid-19. La persona que lo atendió rehúso efectuar el trámite y le solicitó otros documento, entre estos, copia del contrato de alquiler y cédula del firmante del contrato.
La burocracia y la tramitomanía, entre otros males, como la corrupción y el manejo de las finanzas públicas, están matando nuestra democracia y la credibilidad de quienes nos gobiernan actualmente y los que pretenden hacerlo en el futuro. Mientras en otros países vacunan a sus ciudadanos en cualquier lugar y sin distinción de edades ni ciudadanía, en Costa Rica nos obligan a ponernos de rodillas ante un servidor público para que nos inscriban y podamos ser inoculados.
A quién pretenden engañar, ni la CCSS ni ninguna otra institución pública está para servir a la ciudadanía. Basta con abrir el periódico y leer las noticias para confirmar lo que escribo.
Enrique Herrero Madriz, Curridabat
Agradecimiento
Mi más profundo agradecimiento al personal del Hospital San Vicente de Paúl, en Heredia, especialmente a los médicos, enfermeros y a todas las personas que laboran en el quinto piso, por las atenciones tan esmeradas y la gran dedicación con que atendieron a mi hijo Carlos, por covid-19. Los costarricenses debemos sentirnos orgullosos y tranquilos de contar con ese maravilloso y sacrificado personal.
Marietta Anderson Rodríguez, Heredia
Cierre del Conavi
La máxima dice que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente, así que no es casualidad lo que se investiga sobre el Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
Varios partidos en el período de campaña ofrecen cerrar esta empresa; digo empresa porque lo es y se encarga de gastar miles de millones que el Estado recoge mediante impuestos pagados por los sectores productivos.
Gastan porque eso es mucho de lo que hacen. Es lamentable ver que toda obra pública vial se presupuesta y a la hora de la verdad cuesta muchos millones más, sin importarles de dónde vienen los recursos.
Por ejemplo, se adjudicó la carretera a Limón, se inició la construcción después de varios años, pero no es posible continuarla porque falta un sinnúmero de expropiaciones. ¿No se previó antes de la adjudicación? ¿En qué estaban los ejecutivos del Conavi?
La institución como tal pide a gritos que la cierren y el pueblo también. ¿Puede el MOPT hacer ese favor al pueblo? Serán las autoridades las llamadas a sentar responsabilidades para recuperar la cuantiosa suma y espero que no aparezca una mano peluda y engavete el trabajo del Poder Judicial.
Rafael A. Fallas Garbanzo, Cartago