Ramón Mendiola, director de Fifco, fue por quinto año consecutivo, el líder empresarial que encabeza el informe presentado por Merco
Hay gente que vive, literalmente, para proteger su imagen pública y la atormenta el qué dirán
Los límites de la libertad de expresión se han extendido del escaso metro cuadrado donde los ciudadanos se desenvolvían décadas atrás
El 2018 dejó sonados ejemplos (en el ámbito local y en el extranjero) de cómo la forma de conducirse de un empleado de la compañía, un chiste desafortunado en redes sociales o un momento de “creatividad” pueden poner en jaque el buen nombre de una organización o empresa.
Panamá no ocultó el lunes su preocupación y malestar por el posible daño a la “reputación” e imagen del país, consecuencia de las filtraciones de documentos que revelaron cómo una firma de abogados creó empresas en paraísos fiscales para decenas de personalidades mundiales.
Si busca su nombre en la web, los resultados que obtenga, buenos o malos, le darán un diagnóstico de su reputación digital.
Hay un componente de la guerra psicológica llamado “asesinato de la reputación”. Tiene sus reglas y sus estrategas. El mayor de los expertos en estos crímenes morales fue el alemán comunista Willi Münzenberg.
En el 2013, la buena reputación de Estados Unidos en materia de política económica quedó seriamente dañada (en parte con razón, en parte sin ella). Ahora está cobrando fuerza una idea distorsionada y relacionada con lo anterior, idea que en el 2014 puede suponer obstáculos innecesarios a las políticas que son indispensables para el fortalecimiento de la recuperación económica de Estados Unidos.
Las aeronaves teledirigidas o drones han ayudado en el rescate de excursionistas en problemas, en labores de contención de incendios forestales y en la recopilación de información en accidentes nucleares.