Tal vez se esté atribuyendo a la falta de disciplina resultados que en realidad son consecuencia de la insolidaridad y despreocupación por los que menos tienen
La defensa de las políticas basadas en el mercado para impulsar la prosperidad ha demostrado su valía.
Trump está demostrando ser un mal político: está cumpliendo sus promesas de campaña.
No es necesario quemar la casa para asar el cerdo. Los problemas de lento crecimiento y desigualdad pueden ser resueltos bajo el sistema de mercado libre con una eficaz participación del Estado
Cada vez que me hablan del mercado de libre competencia, ese donde muchos productores concurren y la oferta y la demanda se autorregulan, yo me pregunto en qué se parece a la realidad del mercado del tomate en Costa Rica o de los materiales de construcción y de tantos otros dominados por unos pocos que hacen del gobierno y los consumidores lo que quieren y como quieren.
El capitalismo moderno, abierto y competitivo, como se ha dicho, es una prodigiosa máquina de hacer pan. Para los que lo tienen, claro.
El Informe Estado de la Nación debe leerse con atención, pero, también, con sumo cuidado. Aporta amplia información estadística sobre variables económicas y sociales, pero no identifica bien las causas ni soluciones. Eso responde a un sesgo a favor de la intervención y en contra del libre mercado.
Viajé a Australia dos veces en mi vida atraído por esa distante cultura exótica, una mirada cálida que aún perdura en mi memoria, y un sistema político bipartidista que se me antojaba fascinante por su similitud con el nuestro en ese entonces. Las elecciones del domingo provocaron estas reflexiones.