230.000 hectáreas de selva brasileña estarían en riesgo por la destrucción que causa la demanda china de soja.
Si no se detienen las causas, en 30 o 40 años la ciudad podría desaparecer, estiman algunos expertos. Incluso la tierra ya se tragó unas 50 casas, y más de 300 corren riesgo de colapsar.
En el corazón de la selva amazónica, un pájaro blanco y negro intenta alejarse de una región del norte de Brasil que los ambientalistas llaman 'la nueva frontera de la deforestación'.