El vuelo, que llevaba a miembros del gobierno y periodistas, era un mensaje simbólico del gobierno del presidente, Bashar al Asad, días después de que sus fuerzas consolidaron su control en la provincia noroccidental de Alepo.
Un cartel decrépito da la bienvenida al visitante a un área destinada a convertirse en un faro de la reconstrucción de la posguerra.
Cientos de combatientes y sus familias subieron a bordo de unos 15 autobuses para dejar la ciudad de Deraa.
Kalasé se ha vuelto a llenar de atascos y sus puestos de verduras están repletos de nuevo. Pero en este antiguo barrio rebelde de Alepo, el espectáculo desolador de edificios derruidos sigue recordando la cruel batalla que terminó hace un año en la antaño capital económica de Siria.“
El grupo yihadista Estado Islámico (EI) se retiró totalmente de la provincia siria de Alepo el viernes, poniendo fin a cuatro años de presencia en esta provincia del norte de Siria, afirmó a la AFP el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Al menos 43 personas murieron el sábado en Siria en un atentado contra los autobuses que evacuaban a personas de localidades asediadas, aunque finalmente el proceso pactado de evacuación, interrumpido desde hacía horas por divergencias entre el régimen y los rebeldes, se reanudó.
En una sola semana, durante el asalto del régimen contra Alepo, en setiembre del 2016, 96 niños murieron y 223 fueron heridos.
Mohamed Baqdul abandonó Beirut para regresar a Alepo con su familia, convencido de que la reconquista de Siria por el Ejército había acabado con seis años de guerra en su país.
La intensificación de los combates en Mosul y en el norte de Siria está provocando el éxodo de decenas de miles de civiles, agravando así la situación humanitaria en los dos países.