La llegada del nuevo coronavirus a Costa Rica amenaza la salud pública de todo el país, pero también golpea los bolsillos a decenas de miles de costarricenses.
Desde un inicio, las restricciones sanitarias para impedir el avance del virus cambiaron la rutina de muchos, pero a otros hasta les quitó el trabajo o les redujo considerablemente sus ingresos.
¿Cómo sobreviven estas personas hoy luego de dos meses de vivir esta pandemia en el país? Israel, Diego, Mariam, Arie, Rafael, Tania y Sandra contaron a La Nación cómo se las ingeniaron para conseguir dinero con proyectos novedosos.
‘El covid-19 me quitó todo mi trabajo’
Un caso tajante es el de Israel Solís, quien se quedó sin ingresos de un día a otro. Este vecino de San Pedro de Montes Oca se dedica a la producción audiovisual y actualmente trabaja de forma independiente.
“Mi principal ingreso venía de eventos tanto corporativos como conciertos, pero el covid-19 me quitó de un día al otro todo mi trabajo”, afirmó Solís, quien se vio seriamente afectado por la cancelación de eventos masivos que dictó el Ministerio de Salud.
Cuando este joven de 28 años notó que sus ingresos se venían abajo y que las restricciones por el nuevo coronavirus aumentaban, supo que no podía quedarse de brazos cruzados, por lo que decidió crear su propio estudio de transmisiones en vivo.
“Las primeras semanas se sabía que había que mantener distancia, pero un par de eventos seguían ocurriendo. En el momento que cancelaron los conciertos grandes que estaban por ocurrir supe que la cosa venía en serio y fue ahí cuando decidí buscar opciones y aprovechar conocimientos que tenía.
“Empecé ofreciendo servicios de grabación y fotografía en casas, las restricciones siguieron y ya ni eso podía. Así que desempolvé mi webcam, compre una interfaz para sonido y armé un estudio de trasmisiones en vivo que puedo trasportar donde sea. Algo así como un estudio de tele portátil”, relató.
Gracias a esto, Solís no solo se ha mantenido estable económicamente durante esta crisis, sino que también ha podido ayudar a otros emprendedores a repensar sus trabajos e idear formas de movilizar sus negocios en Internet.
‘Pensé que iba a dejar de trabajar’
Uno de esos emprendedores es Diego Vargas, un mago de profesión que se quedó sin salones para hacer sus espectáculos.
“La mayoría de veces mi trabajo sucede en empresas con grupos de personas, un día me desperté y todas las personas estaban trabajando desde la casa, varios proyectos muy interesantes los tuve que detener”, afirmó.
Vargas, también de 28 años, vivió momentos de temor cuando en la segunda semana de confinamiento le cancelaron varias actividades. Para sobrevivir y no suspender todos sus actos, decidió modificar su show para llevarlo donde fuera necesario.
Con la ayuda de Israel Solís, produjo una “sesión de magia online" totalmente interactiva, en la que se relaciona con la cámara como si fuera su público.
De esta manera, la magia sucede en las casas de las personas y las empresas que contratan los servicios de Vargas pueden tener su espectáculo en un video o mediante una transmisión en vivo.
“Esto es lo que me ha mantenido estos meses y también he dado talleres de magia para hijos de colaboradores. La verdad soy muy agradecido porque pensé que iba a dejar de trabajar, pero ya para mayo estoy viendo cómo hay un aumento en la demanda”, señaló este vecino de Barrio Escalante.
‘Quedamos con cero ingresos’
No solo estas dos personas padecieron por la cancelación de eventos y actividades con grandes aforos, otro caso similar es el de Arie García, director de Positiva Producciones.
Él lidera una empresa de producción de eventos que también realiza trabajos de comunicación, entretenimiento y capacitaciones. Por la llegada del covid-19 al país, no solo su modelo de trabajo se vio afectado, sino que sus ingresos llegaron a cero.
“Nuestros eventos por lo general son con grupos de personas en hoteles, fincas y salones que por la emergencia nacional están cerrados. Esto hizo que un gran porcentaje de las actividades que teníamos en agenda se suspendieran y otras se trasladaran de fecha, dejándonos en este momento con cero ingresos”, destacó.
Este vecino de Guadalupe, quien también es presentador del programa La Rueda de La Fortuna de Canal 13, comentó que desde que el Ministerio de Salud anunció la cancelación de actividades masivas, supo que ya no iba a tener ni público ni lugares donde trabajar.
Ante esto, el director de 41 años ideó un nuevo producto para su empresa, el cual ayuda a muchas madres que no pudieron organizar su té de canastilla durante esta pandemia.
“Los baby shower virtuales son uno de los productos estrella de Positiva Producciones. Tenemos más de 10 años de llevar alegría a las familias a través de estos eventos, siempre han sido presenciales y ahora se los ofrecemos a las mamitas de manera virtual, donde en una plataforma pueden tener a sus invitados y nosotros nos encargamos de la logística, contenido, así como de la animación”, explicó.
García señaló que la idea del baby shower virtual nació luego de hacer un análisis de las fortalezas y dones de su empresa, el cual realizó para buscar alternativas que pudieran generarle una nueva fuente de ingresos.
‘La pandemia cae en un momento de mucha demanda’
Ese proceso de auto evaluación fue el mismo que realizó Mariam Wo Ching, una fotógrafa que desde su casa en Tibás logró generar ingresos para sobrevivir durante esta pandemia, la cual llegó, según ella, en un momento de mucha demanda.
“La pandemia cae en un momento de mucha demanda. Los meses antes de temporada lluviosa son en los que tenía que trabajar mucho para balancear los meses bajos. Me dedico a moda y retratos más que todo, pero también tomo fotos en eventos, bodas, etc. También realizo sesiones en locación (playa, ciudad, hoteles) y todo se canceló. Muy pocos eventos se posponen”, afirmó.
La fotógrafa mencionó que no tiene estudio propio, por lo que no puede depender económicamente de ese tipo de sesiones. Además, indicó que la situación del virus es delicada y que prefiere no exponerse o exponer a alguien más.
“En resumen, un 70% de mi ingreso está en pausa”, precisó.
Para resolver este problema y obtener dinero con su trabajo, Wo Ching decidió aprovechar las herramientas que brinda Internet y decidió hacer sesiones de fotos virtuales, así como cursos en línea sobre fotografía.
"Realmente no pensé sacar dinero de las sesiones virtuales. Para ayudarme a generar dinero, hice cursos online. Pero luego me quedaba bastante tiempo libre el cual a veces invertía tomando fotos por Facetime o Zoom. Usualmente tomo solo a amigos cercanos, pero me animé a tomarle fotos a personas desconocidas dentro de temas/conceptos de mi interés.
“De repente las personas me preguntaban si hacía sesiones y que cuánto costaban. Me han contratado para una ceremonia civil o retratos como 'recuerdo’ de la situación actual. No cobro como normalmente lo hago, por obvias razones, pero logro cobrar un 60% de lo que hubiera cobrado en una sesión normal”, relató.
La joven de 28 años explicó que los cursos en línea van desde curiosidades sobre la fotografía, hasta procesos complejos de edición de color y dirección de arte. Señaló que los realiza por la plataforma Zoom, donde puede recibir a varias personas al mismo tiempo, e incluso compartir su pantalla de la computadora para enseñar de esa manera.
‘Tuve que reinventarme’
Aunque las herramientas tecnológicas y el Internet sean dos grandes aliados, no pueden abastecer las necesidades de todos los trabajadores. Por ejemplo, el caso de Rafael Guillen, un vecino de Puriscal que recibía ingresos gracias a un deporte: el motocross.
“Fui corredor de motocross por 25 años. Ahora tengo una escuela y pista de motocross, pero con toda esta situación del virus me las cerraron hace mes y medio, por lo que tuve que reinventarme. Me puse un lavacar a domicilio y en eso estoy, pulseándola”, afirmó.
Guillen supo que por las restricciones debido al covid-19 sus opciones para generar dinero con el motocross eran nulas, no podía enseñar a manejar motocicleta en línea ni hacer carreras de motos por videollamada. Sin embargo, eso no lo hizo rendirse.
“Cuando me cerraron la pista ya no pude dar clases ni tampoco pudieron venir los corredores a entrenar. Fue un cierre donde dejé de percibir completamente el sustento del cual se mantiene toda mi familia. El lunes después de Semana Santa empecé con el lavacar a domicilio y ha sido una gran ayuda para pagar los recibos de agua, luz, de la casa y los pagos mensuales de la pista”.
Este padre de familia, de 35 años, ideó por sí solo toda una estrategia de publicidad por Facebook y WhatsApp para su emprendimiento. Hoy afirma que la pandemia ha sido una experiencia muy dura, pero también una oportunidad para superarse.
“El mundo ahorita está pasando por una situación crítica, preocupante, pero la vida sigue. Tenemos que seguir comiendo y pagando el agua y la luz. Nadie nos va a llegar a tocar la puerta para decirnos ‘tome la plata que necesita’. Es un momento donde nos tenemos que reinventar y no solo lamentarnos porque nos cerraron el negocio”, aseveró Guillen.
‘Fue como que nos pusieran un candado al negocio’
A pocos kilómetros de distancia, Tania Campos, otra vecina del cantón de Puriscal, también tuvo que reinventarse y modificar su modelo de negocio para sobrevivir durante la pandemia por el covid-19.
“Estando en nuestros mejores tiempos, se vino este asunto de la pandemia y fue como que nos pusieran un candado al negocio y nos dijeran ‘hasta nuevo aviso, aquí queda la llave, pero no lo pueden abrir’. Fue pasar de tener trabajo a tiempo completo a no tener absolutamente nada”, declaró.
Campos tuvo que fusionar su empresa de organización de eventos con otro emprendimiento de repostería, para comenzar un proyecto de venta de comida a domicilio que le generara ingresos.
“Consiste en hacer comida para entregar bajo servicio exprés. Los clientes nos llaman y nos piden con relación a un menú que tenemos. Mi hijo hace las entregas y vendemos a través de WhatsApp con todos los grupos de amigos que tenemos”, dijo.
La madre de familia de 48 años señaló que nunca ha tenido un reto tan grande, en sus 10 años con este emprendimiento, como el que le trajo el nuevo coronavirus, pero que aún así ha logrado salir adelante.
“Ha sido muy duro porque no es lo mismo preparar cincuenta desayunos para un evento corporativo a esperar que tres clientes quieran desayunar un platillo de nosotros. Sin embargo, esta idea nos permite seguir siendo productivos y poder recibir dinero en baja proporción para salir adelante”, manifestó.
‘Quiero ayudar a que otros también ganen’
El negocio de vender comida a domicilio ha ayudado a muchos costarricenses ha obtener ingresos durante esta pandemia, pero otros han apuntado por cambiar un poco la metodología, como Sandra Murcia, que en lugar de platillos decidió vender la pasta con la que cocina su repostería, para obtener ingresos y que otras personas puedan hornear sus recetas en casa.
“Esto del covid-19 y las restricciones han hecho que ya no haya trabajo para nuestro catering service. Las empresas ya no nos contactan, los eventos que se tenían en agenda han sido cancelados y todos los pedidos programados también. Después de ver que ya no iba a poder hacer comida para eventos, decidí vender la pasta con la que preparo algunos productos", comentó.
Esta vecina de Moravia no solo encontró una nueva forma para generar ingresos, sino que también motiva a otras personas a cocinar recetas como pizza, empanadas o pasteles con su pasta, para que compartan tiempo de calidad en familia y hasta logren obtener ingresos con la venta de estos platillos.
“He estado por casi 10 años en este negocio y ahora quiero ayudar a que otros también ganen dinero, ya que pueden hacer sus platillos en casa y venderlos para generar ingresos, principalmente las amas de casa. Básicamente usted me dice que quiere hacer y yo se lo envío para que usted lo prepare, esa es la idea”, afirmó.
La emprendedora de 49 años también ha tenido que reinventarse durante este proceso y aprender más sobre la tecnología. Desde promocionar sus productos en redes sociales, hasta el uso de plataformas digitales para hacer envíos a sus clientes.
Ella ha aprendido a decirle a todos que su negocio no ha muerto y que, además de eso, los quiere ayudar a sobrevivir durante esta pandemia.