El divorcio entre Recope y la empresa creada con China para levantar una refinería en Limón sigue sin concretarse, aunque la decisión se tomó hace dos meses y medio.
A la fecha, ni siquiera se ha acordado cuándo será la asamblea de la Refinadora Costarricense de Petróleo (Recope) con sus socios de la Corporación Petrolera Nacional de China (CNPC).
“Seguimos revisando aún aspectos estratégicos, caminos por seguir. Todavía estamos en procesos preparatorios para celebrar esa asamblea”, confirmó Sara Salazar, presidenta ejecutiva de la Refinadora.
La principal causa para el rompimiento, anunciado el 14 de abril, fue el alto costo que significaba para Costa Rica mantener la empresa conjunta Soresco, mientras el plan de refinería tenía tres años varado.
El proyecto de $1.510 millones chocó contra pared cuando la Contraloría General de la República señaló el conflicto de interés con el estudio de factibilidad, pues lo hizo una subsidiaria del socio chino.
Con ese problema a cuestas, se consideró buscar un plan B, sin que hasta este momento se conozca alguna salida.
Solo en el 2015, Soresco implicó gastos por $4,3 millones. De ellos $2,6 millones (60%) se utilizaron para pagar salarios, cargas sociales y el llamado “paquete de expatriación” con que se retribuye al personal chino.
A la fecha, de los $100 millones aportados conjuntamente por Recope y CNPC, ya se gastaron $61,5 millones.
Salazar confía en la “buena fe” de China para cerrar en buenos términos, pero reconoce la posibilidad de que el país deba indemnizar a ese Gobierno por el rompimiento del contrato.