Hospitales convertidos en inmensas unidades de Cuidado Intensivo, con personal de Enfermería y Medicina sobrepasado en sus capacidades. Ataúdes acumulándose en iglesias, con cuerpos sin enterrar porque no hay dónde.
Las escenas que parecen de película, son parte de la cruda realidad que viven miles de personas en Italia y España, dos de los países europeos donde la pandemia del nuevo coronavirus se ha encargado de escribir una de las páginas más negras en toda su historia.
Las imágenes, poco a poco, se trasladan a Estados Unidos, donde una de las principales ciudades, Nueva York, cae arrodillada ante el microscópico enemigo que se ha encargado de desnudar la pobreza oculta de un sistema de salud enclenque.
Dos médicos costarricenses, radicados en España, donde también laboran en varios hospitales, lanzaron una advertencia la semana anterior: lo que Costa Rica haga o deje de hacer hoy, se devolverá con creces en 15 o 20 días.
Es lo que le está pasando a España en estos momentos. La indiferencia de su Gobierno, que calló y volvió a ver para otro lado mientras los números de enfermos y muertos crecían exponencialmente, les está pasando una carísima factura.
Solo este viernes, el diario El País titulaba en su portada: ‘Las cifras de muertos en España alcanzan el máximo: 762 en las últimas 24 horas’.
Hace pocos días, los españoles salieron a sus balcones a sonar sus cacerolas en señal de molestia y desaprobación por lo que está pasando. Encerrados en sus casas, sin apenas poder salir a la calle, ven a sus seres más queridos morir.
Desde que se registró el primer caso en Costa Rica, el 6 de marzo, las autoridades de Salud han emitido varias medidas de mitigación para prevenir que situaciones similares se den aquí.
Daniel Salas Peraza, ministro de Salud, repite un día sí y otro también que solo cumpliendo con el distanciamiento social, quedándose en casa, y practicando medidas de higiene básica, se podrá cortar la cadena de transmisión del nuevo coronavirus, que ha sorprendido a todo el mundo con su capacidad para transmitirse de una persona a otra.
La famosa curva solo podrá bajar si la gente sigue, de forma disciplinada y sin ningún tipo de permiso, cada una de las medidas. Pero si no... Italia y España nos pueden contar que nos pasará si no.