Jean Carlos Sánchez Sandoval, de 13 años, tardó diez horas para que un médico del servicio de urgencias en el hospital William Allen, de Turrialba, le limpiara y cosiera la herida que se hizo en la rodilla cuando se cayó durante el recreo, el jueves 17 de mayo. Recibió siete puntadas.
Una de las maestras de la escuela donde estudia Sánchez, Dora Cortés, dijo que un grupo de profesoras acudió a urgencias cuando se enteraron de que su estudiante no había sido atendido a las 2 p. m., a pesar de haber ingresado pasadas las 9 de la mañana.
"Son horas de horas las que deben pasar ahí niños enfermos, deshidratados, también adultos mayores. A Jean Carlo lo clasificaron como no prioritario (verde), y lo mandaron a esperar en silla de ruedas por horas.
"Cuando en el chat de maestras cuentan que el chiquito estaba sin almorzar, con placa (radiografía) hecha pero sin atender, nos fuimos al hospital y armamos el zafarrancho. Ahí me enteré de casos de otros enfermos que llevaban ocho y hasta diez horas esperando a que los vieran", comentó la maestra molesta.
Varios pacientes consultados por La Nación aseguran que esta situación es de todos los días. Se agudiza porque los Ebáis locales no tienen suficiente capacidad para atender pacientes, y estos se ven obligados a acudir al hospital.
Esto le sucedió varias veces a Arianna Morales Rodríguez, mamá de Ismael Montoya Morales, un pequeño estudiante de preescolar, de casi seis años.
El chiquito y su mamá tuvieron que aguantar diez horas para que un médico, al final, le enviara suero y acetaminofén para tratar la diarrea y la fiebre de 40 grados con varios días de evolución.
Ellos viven en un barrio conocido como Carmen Lyra, con familias muy pobres entre sus pobladores, comentó la docente.
El jueves 17 de mayo, día en que Jean Carlo Sánchez se cayó e hirió la rodilla, las maestras que acudieron a acompañarlo a urgencias levantaron un documento con firmas de los presentes. Ahí las personas anotaban cuántas horas llevaban esperando atención.
Quien menos tiempo llevaba acumulado cuando se levantó esa lista tenía 6 horas. Una persona aseguró tener 12 horas aguardando atención médica.
Situación "excepcional"
María José Solano Fallas, asistente de la dirección médica y directora a cargo de ese hospital este viernes, aseguró que la situación vivida por ese grupo de pacientes el jueves fue excepcional, aunque tampoco negó la existencia de dificultades para dar una atención más ágil.
"Sí es un servicio de plétora permanente. Mucha gente nos llega de los Ebáis y casi un 80% de quienes atendemos diariamente se catalogan como no emergencias, con situaciones que no amenazan su vida, por lo que los clasificamos como pacientes verdes", explicó Solano.
Este hospital, como la mayoría de los de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) utiliza la clasificación CTAS para priorizar la atención. Los pacientes rojos son graves, los amarillos son menos graves y los verdes no son considerados casos de emergencia, informó el hospital.
LEA MÁS: CCSS adjudica 'llave en mano' nuevo hospital de Turrialba
"A los usuarios se les va atendiendo de acuerdo al orden de prioridad, como estrategia de proteger la salud o la vida de los que se encuentren en situaciones más vulnerables. Por supuesto que los más graves requieren más atenciones, exámenes, revaloraciones, personal, más medicamentos que los menos graves, por lo que a mayor cantidad de pacientes rojos y amarillos, mayor será el tiempo de espera de los verdes", explicó el hospital en un documento enviado a este diario.
Esto fue lo que pasó el jueves, dijo Solano. "El día de ayer fue muy crítico, fue un día completamente atípico: el 40% de quienes estaban ahí estaban clasificados amarillos, con alguna clasificación que amenaza su vida. Esto obliga al personal a atender las verdaderas emergencias", justificó la funcionaria.
En total, como se puede ver en el siguiente cuadro, ese día se atendieron 170 pacientes:
Sobre el caso de Jean Carlo Sánchez, Solano confirmó que lo clasificaron como verde porque la lesión no comprometía su vida. "Se atendió a las 7 p. m., se le realizó la curación, se le suturó la herida y se le dio antibiótico", dijo.
La esperanza la tienen cifrada en el proyecto de construcción del nuevo hospital. El nuevo edificio, además de reforzar con más personal la atención, permitirá que urgencias crezca: pasará de los 500 metros cuadrados de la actualidad, a 4.300 metros.
"La dotación de personal será mayor. Habrá incorporación de nuevas especialidades y mejorará la capacidad resolutiva", prometió Solano.
El 17 de abril, la Junta Directiva de la CCSS adjudicó el proyecto a la empresa constructora Vanderlaat y Jiménez. La obra costará ¢52.000 millones y estará lista en dos años.
Para los pacientes; sin embargo, nada se hace con un hospital nuevo si no mejora la calidad de la atención.
"¿Para qué un hospital nuevo si lo que hay que mejorar es la calidad del servicio? Yo pude ver a una señora adulta mayor que tenía diez horas esperando una mascarilla, pero se la pusieron ocho horas después de que llegó. Eso no puede ser", comentó la maestra.
Mientras se construye el hospital, se presentó a la Dirección del Área de Salud de la Caja una propuesta para abrir un turno vespertino en los Ebáis, que permita desahogar urgencias del hospital y aligerar la atención de los enfermos.