Un docente de flauta de la UNA, suspendido hace 14 años por tocar indebidamente a una estudiante de Música, fue despedido en marzo de este año luego de comprobarse que acosó sexualmente a una segunda alumna.
En ambas ocasiones, el profesor negó haber hostigado a las jóvenes. Alegó que los tocamientos que las muchachas denunciaron se trataron, en realidad, de un método de enseñanza para ayudarles mejorar su ejecución musical.
El despido del docente, de apellido Meza, quedó en firme en marzo pasado, un año y dos meses después de haber sido denunciado por segunda ocasión. Fue el octavo funcionario expulsado de la Universidad Nacional (UNA) por faltas de hostigamiento sexual, desde 1997 hasta la fecha.
El Ministerio de Educación Pública (MEP) informó de que, actualmente, Meza da clases de flauta traversa a colegiales en el Conservatorio de Castella. Este medio solicitó, a través del correo electrónico de esa institución, una entrevista con el docente. No obstante, al cierre de este artículo, el profesor no había remitido su respuesta.
La documentación que da cuenta del despido de Meza forma parte de las 54 resoluciones de procedimientos administrativos que la UNA entregó a La Nación. Este medio se encuentra a la espera que las demás universidades públicas faciliten sus resoluciones.
‘La formación que recibió en Alemania tal vez no es bien aceptada’
Las denuncias contra Meza se presentaron en 2005 y en 2018. En ambas situaciones, las afectadas fueron alumnas de cursos de flauta, quienes relataron que, durante las lecciones individuales, el docente aplicaba una técnica que llamaba método Alexánder.
La primera joven relató que en dos ocasiones, mientras ejecutaba la lección, el profesor le tocó el busto. La primera vez, el docente alegó que estaba corroborando si respiraba correctamente y, la segunda, le dijo a la joven “afloje, afloje para que respire bien”.
La estudiante decidió consultar a algunos profesores de la carrera de flauta de la Escuela de Música "acerca de las partes del cuerpo que deben tocarse a un estudiante en formación y se le dijo que era totalmente prohibido tocar a cualquier persona, mucho menos en el busto”, dice el resumen de los hechos en la resolución 08-2006.
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Días después, el profesor Meza la confrontó en un aula, en compañía de otra funcionaria, sobre su intención de denunciarlo.
De acuerdo con la joven, el profesor le mostró una serie de materiales y certificados que respaldaban la validez del método Alexander. No obstante, ella no observó en ninguno que fuera necesario tocar el pecho de las estudiantes.
“Comentó además que la formación que él recibió en Alemania, la cual está certificada, tal vez no es bien aceptada en un país como este”, relató la alumna.
Meza negó que le hubiera tocado el pecho a la joven. Alegó que en ocasiones palpaba la parte superior del tórax “para corroborar la respiración y una correcta y apropiada técnica para mejorar la calidad del sonido y, además, para prevenir dificultades relacionadas a aspectos de salud”.
No obstante, la Comisión de Resolución de Denuncias Sobre Hostigamiento Sexual concluyó que la postura que mantiene un intérprete de flauta traversa imposibilita que otra persona pueda acceder a la parte media-alta de su cuello, por lo que le dio credibilidad al relato de la estudiante.
Aunque Meza justificó su actuación en el método Alexander, no se comprobó que para aplicarlo fuera imperativo tocar el pecho de la muchacha.
“Nótese además, que entre los profesores y profesoras que el mismo denunciado hizo venir a la comparecencia para que se refiriesen a la necesidad de quienes enseñan música de tocar el cuerpo de sus alumnos y alumnas (...) y, en particular, a los alcances de la técnica Alexander, no existe acuerdo sobre lo imprescindible que es palpar el pecho”, señala el expediente.
Según la Comisión, incluso si hubiera existido tal necesidad, el docente debió solicitar el consentimiento de la joven.
Además, se concluyó que la confrontación a la que Meza sometió a la muchacha fue un acto hostil. Como castigo, se le impuso una suspensión de quince días sin goce de salario, que quedó en firme luego de ser apelada por el denunciado.
‘Ya en una ocasión previa se había enojado’
La segunda denuncia la presentó, en el 2018, una estudiante que declaró que Meza empezó a usar al método Alexander con ella desde inicios del 2015.
De acuerdo con la joven, al principio no notó ninguna anomalía, pero con el paso del tiempo, el docente empezó a realizar los masajes de cuello, cadera y otras partes de su cuerpo metiendo la manos debajo de su ropa.
“Yo me alejé, pero él siempre repetía: ‘acérquese, acérquese, sepa que esto le ayuda un montón’. Él lo justificaba diciendo que era necesario hacerlo piel con piel”, describió la muchacha.
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La joven relató que el profesor incluso llegó a desabrocharle el brasier y el pantalón.
Pese a su incomodidad, la estudiante sintió que no podía reclamarle, pues en una ocasión previa el docente se había enojado.
La situación se mantuvo hasta que un día, a finales del 2016, la joven tuvo la oportunidad de conversar con otras dos alumnas, quienes le contaron que Meza hacía lo mismo con ellas.
Según la resolución, otro estudiante les comentó que, en sus clases, Meza también aplicaba movimientos corporales, pero que “nunca tuvo contacto contacto de piel con piel con él y que casi no aplica esta técnica con los compañeros varones”.
Las tres muchachas hablaron con el profesor y le pidieron abstenerse de seguir usando su método, y él aceptó, pero meses después reincidió en la conducta, por lo que la joven decidió denunciarlo.
Según la alumna, la conducta del profesor hacia ella se manifestó en tres años consecutivos.
“Interpongo esta denuncia porque no quiero que otra persona siga sufriendo lo que yo estoy sufriendo”, dijo la estudiante.
Meza, nuevamente, negó los cargos, y alegó que la muchacha malinterpretó su explicación de la técnica Alexánder, de la cual, nuevamente, aportó literatura.
La Comisión expuso que, en ningún momento, se puso en discusión la validez del método que efectivamente se utiliza en enseñanza musical. No obstante, concluyó que el docente no logró probar la forma en que la implementaba, por lo cual no logró desvirtuar la denuncia de la muchacha ni los testimonios de los testigos que confirmaron los actos de hostigamiento.
La UNA no tomó en cuenta el factor de reincidencia debido a que ya habían transcurrido más de 10 años desde la primera denuncia. Aun así, los hechos fueron considerados gravísimos y la rectora en ejercicio, Ana María Hernández, ejecutó el despido.
El docente apeló la decisión, pero el Tribunal Universitario de Apelaciones (TUA) encontró que las acciones de Meza fueron reprochables y que “demuestran el mayor de los irrespetos a otro ser humano, en este caso una estudiante suya”.