Desde hace una década, la Universidad de Costa Rica (UCR) planeó construir una planta piloto que funcionara para producir fármacos de manera experimental. Con ese fin, la casa de enseñanza incluyó el proyecto en la construcción del edificio del Instituto de Investigaciones Farmacéuticas (Inifar). Sin embargo, cinco años después de terminada la edificación, la planta permanece como un galerón en obra gris y la idea continúa siendo una aspiración.
La construcción del Inifar costó ¢1.588 millones y es uno de los cuatro edificios de la UCR bajo análisis de la Fiscalía por supuestas irregularidades.
Gustavo Gutiérrez Espeleta, exrector de la UCR (2021-2024), argumentó que no hubo suficiente dinero. Sin embargo, un informe de la Oficina de Contraloría Universitaria (OCU) recogió versiones según las cuales también hubo improvisación en el proyecto. Además, el Consejo Asesor del Inifar aceptó recibir la obra inconclusa, bajo protesta, sin divisiones ni acabado final de piso, por ejemplo.
Por su parte, la directora de la Oficina Ejecutora del Programa de Inversiones (OEPI), Wendy Carvajal, justificó que la Dirección del Inifar definió nuevos alcances para la obra con el fin de, eventualmente, producir medicamentos de difícil acceso en el país para tratar enfermedades raras y así servir a los pacientes que lo requieran.
“Dotar a la planta piloto de esas características requería una inversión mucho mayor, lo cual no era posible para la entidad en ese momento”, comentó Carvajal vía correo electrónico.

El origen del proyecto
El proyecto empezó a gestarse en el 2014. La idea era dedicar a la planta parte del primer piso del nuevo edificio del Inifar, ubicado en finca 2 del campus Rodrigo Facio, en Montes de Oca.
La construcción del edificio se le adjudicó a CPM Proyectos Especiales Sociedad Anónima.
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No obstante, en agosto del 2021, Germán Madrigal Redondo, actual director del Inifar, le comunicó al entonces rector la “penosa situación” que estaban enfrentando. Precisó que la planta piloto, su bodega, manejadoras de aire y aires acondicionados costarían poco más de $1,2 millones (cerca de ¢612 millones).
Gustavo Gutiérrez dijo que no contaban con esa cantidad de dinero. “Por tanto, tuvimos que complementar cosas inconclusas”, explicó el ahora exjerarca.
Dos años antes, en el 2019, el entonces director de la OEPI, Kevin Cotter Murillo, había enviado un anteproyecto para habilitar la planta piloto y otros espacios del edificio, en ese momento en construcción, por $1,1 millones (más de ¢550 millones al tipo de cambio actual).
Esa vez, la Rectoría respondió que la propuesta sería valorada para el futuro. Cotter replicó que quedaría a la espera de la obtención de los fondos para proseguir con la etapa de licitación, según consta en un informe de la Contraloría Universitaria al que La Nación tuvo acceso.
Ante preguntas de este diario, el exdirector de la OEPI pidió remitir las consultas a su abogado Ewald Acuña, pero el jurista comentó que no tenía información al respecto.

Planta piloto excluida
Según información suministrada por la actual directora del Programa de Inversiones de la UCR, en el 2019, el consejo asesor del Inifar “avaló construir el espacio destinado para la planta piloto, pero dejarlo en obra gris con todas las previstas necesarias para, en una segunda etapa, avanzar con el proyecto”.
Luego, en el 2021, el director del Inifar comentó que, de la planta piloto, solamente había un espacio en el primer nivel, que ni siquiera estaba terminado y sin ninguna prevista necesaria.
Informe reseñó improvisación
Un informe de la Oficina de Contraloría Universitaria, de ese mismo año, reseñó observaciones del doctor Jorge Andrés Pacheco Molina, investigador del Inifar en ese momento:
“Creo que, en el 2017 o 2018, nos llegan unos planos para que los veamos y los aprobemos, pero la sorpresa fue que los planos para la planta piloto no concordaban en nada con lo que se había definido y conversado, cosas que creíamos que en OEPI lo tenían bien claro. Inclusive, tenemos hojas de Excel que nos habían solicitado con la información”.
Pacheco precisó que nunca los convocaron a una reunión para discutir los materiales.
“Lo que se nos presentó para aprobación era algo radicalmente diferente con cambios muy serios a lo que habíamos solicitado; ese fue el detonante de la inconformidad porque esos planos contenían algo que no habíamos pedido, siento que en algún momento hubo improvisación, no sé por quién, con todo y el nivel de profesionalidad que debo reconocer de los funcionarios de OEPI”, detalló en la entrevista con la Contraloría Universitaria.
Consejo asesor del Inifar debió decidir
En febrero del 2019, la doctora Lidiette Fonseca González, directora interina del Inifar, señaló que los planos de la licitación no concordaban “con los requerimientos del tipo de agua, aires acondicionados y tipos de paredes de la planta piloto”.
Añadió que el Instituto no recibió los planos antes de la licitación, sino que los funcionarios se dieron cuenta cuando la construcción había empezado.
Fonseca también señaló que el 7 de marzo del 2019 asistió, junto con la doctora María Soledad Quesada, exdirectora del Inifar, a una reunión con el entonces director de OEPI. Allí, se les indicó que, para atender las necesidades y requerimientos del edificio, los costos aproximados eran de $500.000 y que, para el 2019, no había presupuesto.
Debido a esto, el Instituto debía decidir cuáles áreas sacrificar y dejar inconclusas, señala el informe de la Contraloría.
Bajo protesta, sin divisiones ni acabado final de piso
“Se indica que la planta piloto quedaría con paredes sin divisiones, sin el acabado final de piso, con un tablero independiente, con el entrepiso técnico. Al no hacer la inversión de la planta piloto, se puede terminar completamente la construcción del Layafa y Labiofar (ambos son laboratorios) con todos los requerimientos y se podrá avanzar un poco la parte clínica para no dejarlo en obra gris”, cita el informe de la OCU.
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Entonces, el consejo asesor del Inifar aceptó, bajo protesta, que se concluyera totalmente con todos los requerimientos técnicos el Layafa y el Labiofar y que se garantizara que las paredes de la planta piloto quedarían selladas, repelladas y en condiciones que no presentaran problemas posteriores.
El informe de la Contraloría Universitaria señala que la integración de la planta piloto a la infraestructura del Inifar se consideró esencial en el anteproyecto, pero luego fue una de las áreas modificadas.
“Se dejó prevista para su construcción futura, para liberar recursos del presupuesto de la obra para darle prioridad a la conclusión de los laboratorios del segundo nivel y poder completar los requerimientos que no fueron considerados en los planos electromecánicos, así como la variación en algunos de los acabados de la construcción”, señala el documento.

Sobre las supuestas situaciones “no contempladas” en los planos, el informe revela que los funcionarios de la OEPI indicaron que se utilizó una minuta del 2014 para el diseño de los planos electromecánicos.
“Sin embargo, de acuerdo con la documentación analizada, esta corresponde con una sesión de trabajo para revisar aspectos propios de la distribución de la planta piloto y no a las especificaciones técnicas y manifestación de necesidades y requerimientos para el diseño de los laboratorios y de la infraestructura en general”, dijo la Contraloría Universitaria.
De acuerdo con el informe, el exdirector de la OEPI indicó que no había posibilidad de realizar los cambios sustanciales requeridos para la planta piloto.
Asimismo, la OEPI informó a la constructora de que la planta piloto “quedará en obra gris, sin paredes divisorias internas, instalaciones electromecánicas ni acabados”.
La Nación intentó comunicarse con la empresa constructora CPM Proyectos Especiales, S. A. No obstante, ninguno de los tres teléfonos disponibles en su página web y cuenta de Facebook están en funcionamiento. Además, se envió un correo, pero al cierre de esta nota no se recibió respuesta.
Según la directora de la OEPI, Wendy Carvajal, los recursos que no se invirtieron en la planta piloto se destinaron a instalaciones de gases especiales, mejoras en acabados y materiales para cumplir con normativas y estándares de laboratorio, mobiliario y equipamiento adicional necesarios para optimizar el funcionamiento de los laboratorios, sistemas eléctricos y electromecánicos.
En todo caso, el edificio del Inifar quedó con errores “críticos y negligentes” tal y como lo planteó, en el 2021, el actual director Germán Madrigal.
El estado de este inmueble, que formó parte de la contrapartida institucional al empréstito del Banco Mundial, también fue expuesto en un informe de la Contraloría Universitaria. Dicha información provocó que el Consejo Universitario de la UCR presentara, en marzo, una denuncia ante la Fiscalía, luego de que en el oficio se señalaran supuestas irregularidades con respecto a la construcción de al menos cuatro edificios de esa universidad.
Consultada sobre el detalle de lo que faltó por invertir en la planta, la actual directora del Programa de Inversiones indicó que podrá suministrar la información el 28 de julio.
Nuevo concurso infructuoso
En el Sistema Integrado de Compras Públicas (Sicop) figura, con fecha del 25 de junio del 2025, una solicitud de contratación de servicios de consultoría para la elaboración de planos constructivos de la planta piloto.
No obstante, Wendy Carvajal comentó que el concurso se declaró infructuoso porque no se presentaron ofertas.
Afirmó que tampoco sabe cuánto costaría construir la planta piloto, pues se requieren los planos constructivos y que por ello es incierto saber cuánto tiempo más continuará en obra gris. Eso sí, aseguró que los recursos provendrían del presupuesto ordinario de la UCR.