Los trabajos de restauración en el templo de San Blas, en Nicoya, Guanacaste, no solo permitieron la recuperación de su maltrecha estructura, sino también rescatar parte de su pasado como cementerio en la época colonial.
Este legado histórico será compartido el próximo sábado 3 de agosto con los nicoyanos, durante una charla que será dictada por el arqueólogo Fernando Camacho, quien estuvo a cargo de las exploraciones que se realizaron en 2015 y 2016, en las cuales también colaboró, como asistente, la arqueóloga Geissel Vargas.
En el caso de las obras que se desarrollaron este año, Camacho se desempeñó como consultor, mientras que el experto Jorge Ramírez, fue el profesional a cargo.
“Producto de los trabajos de restauración que se hicieron en el templo, fue necesario realizar unos trabajos de investigación arqueológica. Se excavó adentro de la iglesia y lo que se encontró fue que la iglesia se utilizó como un cementerio durante la época colonial”, explicó el experto.
Desde 1994 se han logrado recuperar en el sitio los restos de 145 individuos; 110 de estos a partir de 2015 cuando iniciaron los primeros trabajos de reforzamiento para corregir los daños que provocó el terremoto de 7,2 grados que se produjo el 5 de setiembre del 2012.
La actividad tendrá una duración de dos horas y se realizará a las 7 p. m. en el templo católico; estará abierta a toda la comunidad.
“Va a ser a las 7 p. m. porque a las 6 p. m. es la misa, entonces la idea es que vayan después a escuchar sobre los entierros coloniales que se encontraron, se hablará lo más posible sobre la historia constructiva de la iglesia, por lo menos de los datos que tenemos que son de 1700 a la fecha”, indicó.
Acercar a la comunidad
El templo de San Blas abrió nuevamente sus puertas al público el pasado 24 de julio, después de permanecer cerrado durante siete años debido a los graves daños estructurales que arrastraba el simbólico inmueble.
"Desde que empezamos a trabajar, la gente de Nicoya se interesaba y empezaba a llegar y muchas de las discusiones que yo tenía con las personas eran sobre cómo la arqueología tiende a obviar a la comunidad.
”Mi intención para acercar a la comunidad, es precisamente que empiecen a ver que hay una historia detrás del objeto, detrás de la persona, de la iglesia. Yo soy un fiel seguidor de la idea, de que para que el patrimonio valga de algo tiene que haber una relación emotiva entre ‘yo y eso’”, señaló Camacho.
Este vínculo, según el experto, puede verse fortalecido a partir del conocimiento de la historia compartida y una base cultural similar, ya que son entierros católicos.
Los restos humanos que se han recuperado del templo de San Blas, también pueden dar una voz a los antepasados de muchos de los pobladores actuales del cantón de Nicoya. No solo por la información que pueden brindar sobre cómo murieron, sino también cómo fue su vida.
De ahí que uno de los puntos que más le interesa al arqueólogo dar a conocer, es el tema de la salud de los habitantes de la zona durante la época colonial, ¿qué significaba estar sano?
Esta es parte de la información que los expertos pueden obtener mediante el estudio científico de los huesos y que a su vez, pueden ayudar a acercar a los nicoyanos con su propia historia.