En algún momento de nuestra historia, San José destelló suntuosidad al estilo de grandes urbes como París y Londres.
Lo hizo gracias al auge constructivo que experimentó a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando la aristocracia de turno se dedicó a erigir mansiones en barrios como Amón y Otoya, hecho que edificó una buena parte del patrimonio arquitectónico actual.
Dos de esas opulentas estructuras abrirán sus puertas al público este sábado 3 de marzo, para mostrar a los ciudadanos el lujoso estilo de vida de la capital de antaño.
Se trata de la Casa 936, en barrio Amón, y del establecimiento La Buhardilla, dentro del Edificio Jiménez, en barrio Otoya.
Ambos inmuebles ofrecerán recorridos dentro de sus instalaciones, exhibición de objetos característicos de su época constructiva y conversatorios.
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Las actividades, gratuitas, forman parte del Festival Amón Cultural, iniciativa que invita a la ciudadanía a disfrutar de una serie de eventos culturales con el fin de resaltar el acervo de este histórico barrio josefino.
Piezas de colección pertenecientes a lujosas edificaciones de la época, así como artículos de uso personal de las clases altas de aquel entonces, podrán ser apreciados por los asistentes a las exposiciones en esos dos históricos inmuebles.
Como parte de los artículos antiguos que se exhibirán destacan teléfonos, sets de belleza, centros de mesa, esculturas, platos, tazas, cubiertos y cerrajes de casas, entre otros.
“Las exhibiciones rompen con el formato de museo tradicional y acercan, de manera lúdica y tangible, al participante con cada una de las piezas, dijo Karol Argüello, vocera de la agrupación Momentos con Historia, que organiza las exposiciones.
Este es un colectivo dedicado a realizar exhibiciones con valor cultural, las cuales reflejan épocas pasadas de la vida costarricense.
Exhibiciones y conversatorios
La muestra en la Casa 936 de barrio Amón, ubicada frente a la capilla Santa Margarita, se titulará Centenarias casas josefinas. Esta tendrá lugar este sábado, de 11 a. m. a 6 p. m., con un conversatorio a las 3 p. m.
Por su parte, el establecimiento de arte y antigüedades La Buhardilla, situado en el emblemático Edificio Jiménez –al costado noreste de la Cancillería o Casa Amarilla– deleitará a los visitantes con la exposición Yo no envidio los goces de Europa.
Esta tendrá el mismo horario, de 11 a. m. a 6 p. m., pero ofrecerá dos conversatorios: a la 1:30 p. m. y a las 5 p. m.
En el caso de los conversatorios, estos revelarán los detalles que se contemplaron para la puesta en escena de las exhibiciones en ambas casas; por ejemplo, el estilo de vida de épocas antiguas.
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Los asistentes conocerán aspectos propios de la etiqueta y protocolo social que regían hace más de dos siglos, muchos de los cuales aún se siguen aplicando en las capitales europeas.
Las charlas estarán a cargo de personeros del grupo Momentos con Historia, organizador de las exposiciones.
Argüello agregó que la expectativa de dichas exhibiciones es “fomentar en la sociedad el interés por preservar el patrimonio y despertar los mismos valores que permitieron a nuestros antepasados disfrutar de una Costa Rica llena de auge y esplendor”.
Dos íconos josefinos
Según datos de Momentos con Historia, durante el año 1915, la Casa 936 fue residencia de la familia Castro Odio, descendiente de José María Castro Madriz, presidente de Costa Rica en dos ocasiones y fundador de la República.
Hoy, la edificación luce recién restaurada, gracias a los esfuerzos de sus actuales dueños, el matrimonio conformado por Mauricio Soto y Mónika Ruiz. Ellos la remozaron y la convirtieron en un espacio para encuentros culturales y sociales.
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En cuanto al edificio Jiménez, este fue edificado entre los años 1939 y 1940, con diseño del connotado arquitecto y artista plástico Teodorico Quico Quirós, y construcción de Francisco Jiménez Ortiz, propietario de la estructura.
Este inmueble presenta una fusión de estilos: neoclásico, art deco, barroco e, incluso, algunas piezas de tendencia gótica.
“Una de las particularidades que tiene el edificio es que es un verdadero museo de mosaicos, dado que su propietario también era dueño de la fábrica de mosaicos El Ingenio”, comentó Alfredo González, propietario de La Buhardilla, local ubicado en el primer piso de la edificación.
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Según dijo González, aunque la estructura fue concebida como una clínica, con consultorios, nunca llegó a serlo. En su lugar, sirvió como edificio de apartamentos, y representó una de las primeras residencias con clóset de la capital.
Si desea más información sobre las actividades, ingrese al sitio de Facebook de Momentos con Historia.