En Costa Rica, uno de cada cinco jóvenes (21,3%) entre los 15 y los 25 años ni estudia ni trabaja. Esta cifra marca las vidas de aproximadamente 150.000 muchachos. A este grupo se le apoda “ninis”.
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“Por su edad muchos piensan que deberían estar estudiando, trabajando o haciendo ambas cosas y por algún motivo no lo hacen”, resumió el economista José Pacheco Jiménez, investigador en la Universidad Nacional (UNA).
Aunque el término pueda tener connotaciones socialmente negativas, en realidad pone en evidencia falencias sociales y necesidades que no pudieron ser cubiertas.
“Estos jóvenes son consecuencia de omisiones en la inversión social y en la política pública que como país no deberíamos permitirnos. Muchos de estos ninis son producto de falta de oportunidades en primera infancia y en escuela y de clima educativo en sus hogares”, expuso Natalia Morales Aguilar, investigadora del Programa Estado de la Nación (PEN) que ha abordado el tema de los ninis.

El número nacional es mucho más alto que el visto en otros países. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hizo un análisis en sus países miembros y otras naciones en el orbe. Una de sus conclusiones es que Costa Rica es el tercer país de la OCDE con más ninis, superado por Colombia (29,2%) y Turquía (28,8%). La cifra costarricense supera en casi nueve puntos porcentuales al promedio en los países de la OCDE (12,8%).
“Ver los datos de otros países nos ayuda a tener una mirada a lo interno del nuestro, ¿tiene que ver con el sistema educativo?, ¿con las opciones de empleo?, ¿con tener espacios para el cuido de niños, adultos mayores y personas con discapacidad? Ver qué hacen otros países nos puede ayudar a crear las políticas públicas necesarias", destacó Morales.
Si se analiza a lo interno del país, las cifras cercanas al 20% no han logrado bajarse. La OCDE recopila para Costa Rica datos desde 2011, y los ninis normalmente han fluctuado entre el 20% y el 22%. La excepción fue 2020, cuando producto de la pandemia de la covid-19 se subió a 24,3%.
A esto se le debe añadir que solo el 58,7% tiene acceso al seguro social, según información del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
¿Qué sucede? ¿Qué características tienen los ninis en Costa Rica? La Nación lo observa de la mano de Pacheco, Morales, del sociólogo e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR) Pablo Carballo Chaves, y de la psicóloga Paola Vargas Gómez, representante del Colegio de Profesionales en Psicología.
Los cuatro coinciden en que no todos los ninis son iguales, tienen diferentes características, pero lo más injusto es encasillarlos en la vagancia.
“No podemos culpar a los jóvenes. En muchos hay razones estructurales que los expulsan del sistema educativo y que les cierran las puertas laborales. Tampoco es culpar a los padres, cuyo día a día es crear supervivencia”, subrayó Carballo.
Vargas coincidió: “Uno no puede enfocarse en una sola arista y decir ‘es que no quieren’. Tenemos que enfocarnos desde un concepto social de qué oportunidades tienen, desde un concepto psicológico donde puede haber diferentes situaciones que no motiven a que algunas personas tengan esa rutina de vida de estudiar y luego ir a la universidad y trabajar”.
Pacheco mencionó que según encuestas del INEC, solo el 11,89% dice estar en esta situación porque no le gusta estudiar ni trabajar.
Los ninis en Costa Rica: nivel educativo, zonas geográficas y edades
No todo nini es igual. Hay diferencias por edad, sexo, región geográfica, zonas rurales y urbanas y nivel educativo. Incluso puede medirse si se está buscando activamente trabajo.
Los especialistas consultados indicaron que las personas que están desempleadas y en búsqueda activa de trabajo merecen una categoría aparte. Ellos constituyen el 32,39% de los ninis y el 6,9% de los jóvenes en este rango etario.
“Son personas que muchas pueden tener títulos universitarios y que sea por algo circunstancial que lleven unos meses sin trabajo. Este fenómeno social no es estático; a esa persona la pueden llamar mañana de un trabajo”, expresó Carballo.
De hecho, cuando se observa el nivel educativo de los ninis, el 45,29% tiene la secundaria completa, y un 4,2% tiene un título universitario. Solo el 1,71% no tiene instrucción y el 3,07% tiene primaria incompleta, según el INEC.
“Hay un grupo que quiere trabajar, empieza a buscar trabajo, pero las condiciones de mercado, los requisitos que se piden no están siendo atendidos”, manifestó Pacheco.
Otra de las principales diferenciaciones es la edad,. Un adolescente de 15 años tiene una vida muy diferente y condiciones distintas de alguien cinco o diez años mayor.
Datos del INEC arrojan que el 22,86% de los ninis es menor de 18 años, una edad en la que incluso está cubierto por el mandato de una educación gratuita y obligatoria.
“Es clave generar políticas para la niñez y adolescencia. Las hemos descuidado mucho. La educación pública debería ser palanca de movilidad social, no lo está siendo”, señaló Morales.
Si se ve por sexo, esta condición es mucho más común en las mujeres. Según la OCDE, el 15,9% de los hombres en este rango de edad son ninis, contra el 27,2% de las mujeres.
Esto, sin embargo, tiene varias explicaciones. Por un lado, la ocupación general es menor en mujeres que en hombres. La tasa de ocupación de los hombres en el último trimestre fue 62,5% y la de mujeres 41,0%, según el INEC.
Además, los entrevistados mencionaron que en ellas es más común dedicarse a la maternidad y a oficios del hogar que en los hombres. Las mujeres también cargan con más responsabilidades de cuido de adultos mayores, de personas con discapacidad o de enfermos terminales, lo que las excluye con más frecuencia de los espacios de estudio o de trabajo.
“Es probable que en países de la OCDE con menos ninis haya más opciones de cuido”, apuntó Morales.
En cambio, el fenómeno en los hombres tiene que ver más con falta de oportunidades o desencanto, opina la investigadora del PEN.
Para Carballo, la población masculina es clave. Al ver los datos de la OCDE notó que en las mujeres el porcentaje es más estable, en los hombres sube ligeramente.
“Algo está pasando que hace que los hombres se mantengan o suban en su condición de ninis”, aseguró.
El fenómeno nini también es diferente entre regiones. Mientras que en el Valle Central es del 17,2%, en la Huetar Norte es del doble: un 34,8%.
“Esto va de la mano con las condiciones socioeconómicas, que son más difíciles en esa zona. Yo lo veo con mis alumnos. La población que llegó a la Universidad pudo dar el salto, pero muchos de Guanacaste o zona norte me dicen que vivir en Heredia cuesta unos ¢350.000 al mes. La Universidad, si les da beca, les da unos ¢185.000. Eso significa que su familia tiene que sacar dinero, y hacerlo todos los meses durante cinco años. Hay barreras financieras que rompen sueños", dijo Pacheco.
En el caso de quienes están fuera de espacios de estudio o trabajo por motivos de decisión, Vargas indica que debe verse a lo interno de la dinámica familiar.
“Si toman la decisión de abandonar los estudios se deben buscar las razones, que no sea simplemente ‘no le da la gana, es un vago’. Aunque no tengan ingreso económico deben tener tareas a nivel del hogar. Si se establecen los límites y se le dan obligaciones a la persona, se puede motivar a que busque estudiar o trabajar, pero se requiere trabajar en la dinámica familiar”, concluyó la psicóloga.