Ni estudian, ni trabajan, pese que por su edad (entre los 15 y los 25 años) se estima que deberían hacer al menos una actividad. Son los ninis, y en Costa Rica constituyen el 21,3% de la población de esta edad, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Diversas condiciones empujan a caer en esta condición: pobreza, falencias en el sistema educativo y falta de oportunidades en el mercado laboral. Más allá de las causas, a quienes estudian este tema les preocupan más las consecuencias a largo plazo, tanto para esta población como para la sociedad en general.
“Si yo le doy seguimiento a una persona que decidió a los 16 años dejar el sistema educativo, por cualquier razón, pero además no trabaja, es posible que esta persona entre en una situación de pobreza que arrastrará por los próximos 60 años. Veremos a una persona que durante muchos años de su vida productiva tendrá altísimas fluctuaciones. A veces trabajará, a veces no, la mayoría de las veces en la informalidad. Es un riesgo de pobreza crónica y desprotección social“, expuso José Francisco Pacheco Jiménez, economista e investigador de la Universidad Nacional (UNA).
Natalia Morales Aguilar, investigadora del Proyecto Estado de la Nación (PEN) y quien ha estudiado el tema de cerca considera que muchas de estas personas estarán condenadas al mercado informal, sin cotizar para la pensión, con empleos precarios, inestabilidad laboral. “Como sociedad perdemos todos”, dijo.
Una población que podría enfrentar otro tipo de problemas la conforman las mujeres. Muchas de ellas dedican la etapa de juventud a la maternidad, el cuido del hogar, y en algunas ocasiones al acompañamiento de adultos mayores o personas enfermas en su familia. Sin embargo, cuando los hijos crecen y buscan entrar al mercado laboral después de los 30 o 35 años, las condiciones cambian y se complican.
“Si ellas no tienen esa experiencia laboral ni esos conocimientos que dan los estudios va a ser más difícil que se incorporen, o que les paguen salarios mínimos o que tengan condiciones laborales de ley o una estabilidad”, destacó Morales.
Para Pablo Carballo Chaves, sociólogo e investigador de la Universidad de Costa Rica (UCR), hay también consecuencias en la estabilidad emocional y de desarrollo.
“Tener solidez de pareja es un gran reto. A muchos les va a costar tener una estabilidad de pareja, porque si no se tiene estabilidad económica, la variable de recursos, a la hora de proyectar convivencia, pesa”, señaló.

Población vulnerable
Según Carballo hay otro riesgo mayor, relacionado con otro tipo de informalidad laboral, que ha aumentado en los últimos años.
“El narcotráfico te da dinero más rápido que un crédito y pueden ganarse en una semana siete veces más de lo que podría ganar en un mes”, subrayó.
En las mujeres, cabe el riesgo de redes de trata de personas o prostitución.
“En las discusiones académicas sí se aborda que (los ninis) podrían ser fácilmente alcanzable por bandas, por narcotráfico. A estos grupos les es más fácil atraer a estas personas que a quienes tienen más herramientas”, coincidió el investigador de la UNA.
Consecuencias

No solo los ninis enfrentan consecuencias a largo plazo, todo el tejido social las sufre.
“Para la seguridad social esto es un problema enorme, gente que cotiza unos años sí, otros no, a veces no cotizan del todo”, dijo Pacheco.
Esto, en un contexto nacional de envejecimiento poblacional y una natalidad cada vez menor, complica la situación.
“Perdemos producción, experiencia laboral y que estas personas aprovechen sus habilidades. Y también se pierde una base de impuestos, de cotizaciones que la sociedad como un todo necesita. Estamos hipotecando el futuro de Costa Rica”, afirmó Morales.
¿Cómo reducir la población de ninis?
Los especialistas coinciden en que son muchas las deudas para auxiliar a esta población, pero reforzar la educación es primordial.
“La inversión social en la primera etapa de la vida vital. Si le damos ese empujoncito en los primeros años de vida, puede volar el resto y no condenarlo”, destacó Morales.
Para Pacheco, el Ministerio de Educación Pública (MEP) debe velar para que los jóvenes reciban el currículum completo, pero también dar opciones que vayan más allá de la educación tradicional. Mencionó la educación dual como un ejemplo, del que sin embargo ya no se habla tanto.
La psicóloga Paola Vargas Gómez, representante del Colegio de Profesionales en Psicología, indicó que esto concierne a los tomadores de decisiones, pero también a las familias.