El diputado liberacionista Gustavo Viales Villegas le pidió explicaciones al MOPT tras el anuncio de que cerrará cuatro plantas de asfalto propias que le costaron al país ¢3.295 millones.
Según publicó La Nación la semana pasada, el asfalto que se produce en los equipos del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) es más caro que el que se ofrece en el mercado y no tiene la calidad requerida.
Las plantas, adquiridas entre el 2011 y el 2013, están instaladas en Santo Domingo de Heredia; Siquirres, en Limón, Cañas, Guanacaste y Paso Real de Puntarenas. Las dos últimas nunca se usaron.
Ante todas esas deficiencias, Rodolfo Méndez Mata, jerarca del MOPT, ordenó “no volver a encender” esas máquinas, que se compraron para producir asfalto para la reparación de vías cantonales.
Viales presentó este miércoles una moción ante la Comisión Permanente Especial de Control de Ingreso y Gasto Público, para que el ministro rinda las explicaciones correspondientes.
El verdiblanco manifestó este jueves que la autoridades deben explicar en cuáles estudios técnicos se respaldaron para ordenar el cierre de dichas plantas y entregar los estudios de factibilidad iniciales para su instalación.
“Mi preocupación radica más en un posible desperdicio de recursos públicos, que conllevó a una deficiente planificación técnica por parte de los jerarcas del MOPT, y más con la grave situación de crisis fiscal que el país está atravesando.
"Es por esto que presenté una moción para que se investigue todo el proceso de planificación técnica y financiera para la construcción de esas plantas de asfalto y, a su vez, que nos aclaren qué estudios respaldan el cierre”, expresó Viales Villegas.
La utilidad de esa maquinaria cambió en el 2015 cuando fue aprobada la Ley Especial de Transferencia de Competencias. En ella se estableció que el MOPT debe girarle a los ayuntamientos el dinero para el arreglo de caminos. Sin embargo, los municipios decidieron comprar el asfalto a otros proveedores que lo fabrican más barato y con estándares de calidad más altos.
Por ejemplo, cada tonelada sacada por la planta de Santo Domingo, en el 2017, costó ¢55.000. Ese monto es, según datos del Laboratorio Nacional de Materiales y Modelos Estructurales (Lanamme), ¢12.000 más alto que el precio promedio de la tonelada de material en el mercado nacional.
Los ¢55.000, además, solo contemplan costos directos de la producción. Si se sumaran costos indirectos como cargas sociales, seguridad y electricidad, el valor subiría aún más, aseguró el ministro Méndez.
En Cañas y Paso Real los equipos ni siquiera entraron a funcionar, por falta de tanques para almacenamiento de combustibles o la inexistencia de infraestructura complementaria. En Paso Real la inversión fue de ¢739 millones en la planta y ¢500 millones para las obras complementarias.
En junio de 2015, el expresidente Luis Guillermo Solís incluso visitó la zona sur para inaugurar ese equipo, prometió que podría producir hasta 600 toneladas al día y que los ayuntamientos locales ya no tendrían que pagar altos costos de transporte.
En Cañas ocurrió algo similar. La planta se compró por medio de una licitación abierta en el 2013 y costó ¢716 millones. No obstante, en el lugar nunca se construyeron las instalaciones para albergar la planta, que cuestan ¢870 millones adicionales.