Cuatro de cada cinco alumnos de sexto grado en América Latina y el Caribe no tendrán la capacidad de comprender un simple texto. Esta es una de las consecuencias de la “catástrofe” en el aprendizaje causado por el cierre de las escuelas durante la pandemia de covid-19, afirma el último informe del Banco Mundial y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
De acuerdo con el análisis “Dos años después: salvando a una generación”, si bien la región ya se encontraba en una crisis de aprendizaje antes de la emergencia sanitaria, “esto representa un agravamiento sustancial”.
“Se estima que 4 de cada 5 estudiantes de sexto grado no serían capaces de entender e interpretar adecuadamente un texto de longitud moderada. En términos ponderados, se espera que la proporción de alumnos de tercer y sexto grado que no pueden comprender e interpretar adecuadamente un texto de longitud moderada haya aumentado, en promedio, del 37 al 50% y del 62 al 82%, respectivamente”, dice el documento.
Las cifras representan el aumento en la pobreza de aprendizaje más alto del mundo, pues según las estimaciones más recientes del Banco Mundial, la proporción de “pobres de aprendizaje” ha crecido del 52% en 2019 al 79% en 2022 a causa de la pandemia.
Estas pérdidas de aprendizaje se traducen en una disminución significativa de ingresos y de productividad equivalentes a aproximadamente 12% de los ingresos de toda la vida para un estudiante actual, bajo un escenario intermedio.
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Los niños de América Latina y el Caribe, señala el documento, vivieron los cierres de escuela por covid-19 más largos y constantes del mundo. En promedio, desde el comienzo de la crisis sanitaria, los alumnos de la región perdieron, parcial o completamente, dos tercios de los días de clase presenciales, los que implican 1,5 años de aprendizaje.
En Costa Rica, el Estado de la Educación cuantificó la materia que habrían perdido los estudiantes en el llamado “apagón educativo”. En general, se abordó menos del 50% de los contenidos estipulados en los programas de estudio de Español para primero y segundo ciclos del Ministerio de Educación Pública (MEP).
Si se suman los efectos de la huelga de tres meses de los docentes en el 2018, en primaria se perdió un equivalente al 80% de un año lectivo regular y los de secundaria, 72%.
Para Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, la región encara una crisis educativa sin precedentes que podría comprometer el desarrollo futuro de nuestros países.
“El hecho de que una gran mayoría de los alumnos de sexto grado tal vez no logre comprender lo que leen, pone un signo de interrogación sobre el bienestar futuro de millones de niños que aún no desarrollaron competencias fundamentales críticas”, aseveró.
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Entretanto, Jean Gough, director regional de Unicef, advirtió de que en la región ya se perdieron más de diez años de avances en términos de aprendizaje a causa de los dos años de cierre de escuelas por la pandemia.
En su criterio, “la catástrofe educativa sigue en marcha”, pues aun cuando la mayoría de las escuelas ha reabierto, hay demasiados niños no han podido regresar a las aulas a tiempo completo y muchos de los que han regresado están perdidos.
“En ambos casos no están aprendiendo. Cerrar los ojos ante la crisis educativa más severa jamás enfrentada por la región perjudicará a los jóvenes de hoy y a todos nosotros a largo plazo”, manifestó Gough.
¿Qué hacer?
Dada la gravedad de la crisis, el informe insta a los gobiernos a enfocar inmediatamente sus políticas en dos estrategias esenciales: regresar a la escolaridad y recuperar el aprendizaje perdido.
“El regreso a la escolaridad apunta a completar la reapertura de todas las escuelas de forma sostenible, a reinscribir a todos los estudiantes y a evitar la deserción. La agenda para recuperar el aprendizaje debe priorizar las habilidades fundamentales en lectura y Matemáticas, evaluar el nivel de aprendizaje, y poner en marcha estrategias y programas de recuperación del aprendizaje a gran escala”, explica el informe.
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Asimismo, es necesario abordar las necesidades psicosociales de alumnos y docentes y las brechas digitales para enfrentar estos desafíos.
El informe incluye cuatro acciones clave para ayudar a reencauzar a esta generación:
-Colocar a la recuperación educativa en lo más alto de la agenda pública.
-Reintegrar a todos los niños y niñas que han abandonado la escuela y asegurar que permanezcan en ella.
-Recuperar el aprendizaje y asegurar el bienestar socioemocional de los niños y niñas.
-Valorar, apoyar y formar a los docentes.