Madrid. El presidente regional del País Vasco, Íñigo Urkullu, lamentó este viernes que la organización terrorista ETA no pidiera perdón a sus más de 800 víctimas mortales en el comunicado con el que anunció su disolución el jueves.
“ETA no ha sido capaz de expresar una palabra de rectificación dirigida a todas las víctimas”, declaró Urkullu en una breve comparecencia desde un pequeño pueblo de la vecina región de Navarra, en el norte de España.
No obstante, añadió que “la sociedad vasca y las instituciones sí podemos hacerlo”.
ETA fue creada en 1959, durante la dictadura de Francisco Franco, acusado de reprimir la cultura vasca.
En cuatro décadas de lucha armada por la independencia del País Vasco y Navarra, mató a 853 personas, según las cifras del Gobierno, y recurrió a extorsiones y secuestros para financiarse.
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“Ni una sola de las víctimas provocadas por ETA debió producirse nunca”, insistió el dirigente nacionalista, refiriéndose a los políticos, policías, guardias civiles, jueces, periodistas y ciudadanos de a pie que la organización mató en cuatro décadas de violencia.
El dirigente se arrimó así al relato de las asociaciones de víctimas, quienes criticaron en términos enérgicos que ETA no les pidiera perdón en el comunicado de este jueves. Y pese a sus críticas, consideró con todo que la disolución es “un hecho histórico netamente positivo”.
Al lado de Urkullu, la presidenta regional de Navarra, Uxue Barkos, afirmó que “ETA nunca debió existir”, y lamentó igualmente que no reconociera “el daño causado a todas las víctimas, a todas ellas sin excepción”.
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Barkos abogó, por otro lado, por el fin de “la excepcionalidad en políticas penitenciarias”. Se refería así a la actual dispersión de casi 300 presos de ETA por cárceles españolas y francesas, cuyo acercamiento al País Vasco reclaman desde hace años sus familiares.
Horas antes, el portavoz del Gobierno español, Íñigo Méndez de Vigo, dijo al respecto que el Ejecutivo central “no va a modificar su política penitenciaria”.