Manila. Un atentado con granada contra una mezquita dejó dos muertos este miércoles por la mañana en Zamboanga, en el sur de Filipinas, según una fuente militar, tres días después de que un atentado causara 21 fallecidos en una catedral de Joló.
“Lanzaron una granada dentro de una mezquita, matando a dos personas e hiriendo a otras cuatro”, declaró a la AFP el teniente coronel Gerry Besana, portavoz militar regional, tras el ataque.
Las dos personas que murieron dormían en la mezquita cuando ocurrió el ataque, en la isla de Mindanao, donde vive una minoría musulmana.
El atentado se produjo después de que la ciudadanía aprobara por referéndum el pasado 21 de enero la creación de una región autónoma en Bangsamoro, en el sur del país, en el marco de un proceso de paz con la insurrección musulmana.
Un contingente de fuerzas de seguridad fue desplegado el miércoles por la mañana en las inmediaciones de la mezquita. Dentro, se apreciaban manchas de sangre en las alfombras de oración.
Atentado contra mezquita en Filipinas deja dos muertos https://t.co/pwfAkSF46I
— INTERNACIONAL (@informador_INT) January 30, 2019
Desde el atentado con bomba ocurrido el domingo durante una misa en una catedral en Joló (una isla de mayoría musulmana), Filipinas está en estado de alerta.
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Besana declaró a la AFP que todavía era demasiado pronto para decir si el ataque contra la mezquita fue perpetrado en respuesta al atentado contra la catedral.
El referéndum que acordó la creación, en el sur de Filipinas, de la región autónoma de Bangsamoro en un territorio de mayoría musulmana -en ese país mayoritariamente católico- buscaba restablecer la paz tras décadas de conflicto y 150.000 muertos.
Las autoridades afirmaron en un primer momento que el ataque de la catedral no era un atentado suicida. Pero el presidente filipino, Rodrigo Duterte, contradijo el martes esta afirmación al indicar que un kamikaze se había inmolado dentro del templo.
En un comunicado, el grupo EI afirmó que dos kamikazes se hicieron explotar dentro de la catedral y en el aparcamiento exterior, según el Centro estadounidense especializado en movimientos yihadistas (SITE).
En la actualidad, la investigación se centra en un grupo en parte vinculado con los islamistas de Abu Sayyaf. Las autoridades indicaron que el atentado podría haber sido cometido por la facción Ajang Ajang, un grupo de unas decenas de miembros, motivado por un sentimiento de venganza tras la muerte de su jefe, el pasado año.
El ataque, uno de los más sangrientos ocurridos en los últimos años en Filipinas, supone un golpe a los años de esfuerzos de paz que la semana pasada culminaron en un referéndum local que aprobó ampliamente la creación de una nueva región autónoma llamada Bangsamoro.
“No hay redención por tales asesinatos blasfemos. Atacar a gente en su lugar de oración es la forma más alta de cobardía y obscenidad”, declaró Mujiv Hataman, un responsable regional. “Instamos a todas las religiones [...] a reunirse para rezar por la paz”, añadió.
El proceso de paz persigue cerrar un capítulo de décadas de violencia en el sur, donde grupos de musulmanes tomaron las armas en los años 1970 para reclamar la independencia o la autonomía de lo que consideran su tierra ancestral. La insurrección ha dejado 150.000 muertos.
El principal grupo rebelde, el Frente Moro Islámico de Liberación (MILF), firmó en 2014 un acuerdo de paz con el gobierno para otorgar la autonomía a la minoría musulmana en algunas partes de la gran isla de Mindanao y en islas del extremo suroeste.
Sin embargo, el proceso de paz no atañe a las facciones radicales alineadas con el grupo EI.
La isla de Joló, que alberga a muchas de ellas, es el único sector que rechazó la creación de la región de Bangsamoro en el referéndum.