Ciudad del Vaticano. La conocida monja nigeriana Veronica Openibo atacó el sábado la cultura del silencio que desde hace mucho tiempo encubre los abusos sexuales cometidos por el clero católico, al afirmar que la transparencia y el reconocimiento de los errores son requisitos para recuperar la confianza.
El llamado de atención lo realizó ante los 190 jerarcas eclesiásticos reunidos en la tercera de las cuatro jornadas de la cumbre presidida por el papa Francisco, dedicada a la prevención del abuso y la protección de los niños.
Pocas mujeres, Openibo entre ellas, fueron invitadas a la reunión, y la monja aprovechó su momento en la tribuna para fustigar a los líderes de la iglesia por su silencio ante semejantes crímenes.
“¿Cómo es posible que la iglesia clerical permaneciera en silencio, encubriendo estos hechos atroces?”, preguntó. “Debemos reconocer que nuestra mediocridad, hipocresía y complacencia nos han llevado a este lugar lamentable y escandaloso en que nos encontramos como iglesia”.
Por su parte, la destacada periodista mexicana Valentina Alazraki, corresponsal en el Vaticano de la red Televisa, exhortó a una mayor transparencia y comunicación sobre los abusos, y dijo que al no informar al público sobre los curas depredadores, los obispos se convierten en sus cómplices.
LEA MÁS: Iglesia reconoce que destruyó archivos sobre abusos sexuales
Dijo que los periodistas no son el enemigo, pero si la jerarquía eclesiástica no toma partido por las víctimas, los periodistas “serán sus peores enemigos” .
Alazaraki, quien empezó a cubrir el Vaticano durante el pontificado de Pablo VI, denunció la “corrupción” de la jerarquía al encubrir el escándalo más grave del siglo XX, el del padre Marcial Maciel, el pedófilo fundador de la Legión de Cristo.
Francisco convocó a 190 obispos y superiores de órdenes religiosos a la conferencia en un intento de dejar en claro ante la Iglesia en su conjunto que el abuso sexual no es un problema limitado a unos pocos países sino a toda la iglesia.
Las dos primeras jornadas se enfocaron en la responsabilidad de los jerarcas frente a la feligresía y cómo deben estar sujetos a rendir cuentas si son incapaces de proteger a los jóvenes de los curas depredadores. El tema del sábado fue la transparencia y poner fin al código de silencio que permitió ocultar los abusos durante tanto tiempo.
Grupos de víctimas que se congregaron en Roma para protestar las décadas de encubrimiento y exigir la rendición de cuentas marcharon hacia el Vaticano coreando “tolerancia cero” .
Entre ellos se encontraba el mexicano Alberto Athie, uno de los primeros acusadores de Maciel.