Giuseppe Conte es el timonel del nuevo gobierno de Italia, que prestó juramento este jueves. Es el sucesor del anterior, también encabezado por Conte, pero con solo uno de los socios “viejos” y dos debutantes.
De entrada, el primer desafío es sobrevivir, lo cual en Italia no es poca cosa. Ojo a este dato: es el gobierno número 67 desde que el país europeo emergió de la Segunda Guerra Mundial como una República. O sea, 67 gobiernos en 73 años (un promedio de 13 meses de duración). La primera administración de Conte no pasó de 14 meses.
Luigi Di Maio –líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E)– fue el promotor de la nueva coalición gubernamental, luego de entrar en una pugna abierta con Matteo Salvini –cabeza de La Liga (ultraderecha)–, con quien formó yunta para constituir el primer gobierno populista italiano. Ahora son adversarios, y ya Salvini anticipó que prepara una ofensiva para regresar al poder.
¿Cuál fue el origen de la última crisis de gobierno?
La armonía entre el M5E, un partido emergente que se proclama antisistema (crítico de las agrupaciones tradicionales), y La Liga, con un discurso de tinte xenófobo, antiinmigrante y euroescéptico, empezó a flaquear antes de que su gobierno coligado cumpliese un año.
Las coincidencias sobre el recorte de la edad de la jubilación y la puesta en marcha del salario de la ciudadanía (un subsidio que oscila 500 euros mensuales y 1.700, según las condiciones de las familias) no fueron suficientes para mantener la estabilidad de la alianza. Iniciativas como la rebaja de impuestos, más autonomía para las regiones del norte rico y la política de mano dura contra la migración irregular pusieron a la Liga y al M5E en curso de colisión.
A ello se agregó la discrepancia sobre la construcción de un tren de alta velocidad entre Milán y Lyon, Francia, que Salvini apoyaba y Di Maio rechazaba.
Hubo otro factor que atizó la discordia: en las elecciones al Parlamento Europeo, en mayo anterior. La Liga fue la gran triunfadora al conseguir 34% de los votos, el doble de los de su socio, que se desplomó al lograr 17%. Salvini salió favorecido en las urnas al duplicar la cuota lograda en los comicios nacionales de marzo del 2018, en tanto que el partido de Di Maio sufrió lo opuesto al perder casi 50% entre una y otra cita en las urnas.
Los resultados de las votaciones europeas envalentonaron a Salvini, quien decidió dar por rota la coalición y exigir comicios anticipados para aprovechar la cresta de la ola de su popularidad.
¿Quién ganó y quién perdió con la crisis?
El gran perdedor fue Salvini, a quien le salió el tiro por la culata. Derribó el primer gobierno de Conte, pero fracasó en su objetivo de forzar a elecciones legislativas adelantadas para, como lo preveía, encabezar un nuevo ejecutivo con predominio de la Liga y para impulsar la agenda dura que promovió, pero ahora sin el obstáculo del M5E.
Di Maio, debilitado políticamente, encontró en su coalición con el Partido Democrático (izquierda), un flotador que le permite temporalmente evitar una mayor debacle para los antisistema. El nuevo bloque incluye también pequeño partido izquierdista Liberi e Uguali (Libres e Iguales).
Era evidente que Di Maio no quería comicios anticipados pues su agrupación se exponía a un resultado tan malo como el obtenido en los europeos de mayo, o quizás peor.
El M5E, al pactar con la izquierda, tuvo que ceder al romanticismo de vetar a los partidos tradicionales. Un baño de realidad política.
¿Cuáles son los desafíos del segundo gobierno de Conte?
El primero, ya dicho líneas arriba, es la estabilidad. Para conseguirla y eventualmente terminar su periodo en el 2023, debe evitar eventuales pugnas entre sus socios que puedan dinamitar el gobierno. Si algo ha sido muy “italianísimo” han sido las refriegas internas en las coaliciones.
Por otra parte, Salvini no se quedará de brazos cruzados. Dijo que emprenderá una campaña, ciudad tras ciudad, para preparar su campaña orientada a derribar el gobierno y obligar a la convocatoria de elecciones adelantadas. “Haremos oposición en el Parlamento, en los ayuntamientos, en las plazas y al final votaremos y ganaremos”, prometió.
En la Cámara de Diputados (630 escaños), la Liga cuenta con 125 miembros, para lo cual requerirá del respaldo de otras fuerzas de derecha, como Forza Italia (104), Fratelli d’Italia (32) y otras para conseguir una moción de censura. En ese cuerpo legislativo y en el Senado, la alianza gubernamental es mayoritaria, pero nada descarta que pueda sufrir un resquebrajamiento.
Uno de los desafíos inmediatos más importantes será la presentación de los presupuestos del 2020 para el visto bueno del Parlamento y, luego, de la Unión Europea (UE). El rechazo de comicios anticipados estuvo motivado, en buena parte, porque se consideró inconveniente políticamente mientras estaba pendiente esa tarea.
El gran endeudamiento del país (132% de la producción nacional) presiona el déficit fiscal e Italia debe ceñirse a cumplir reglas de la UE, obligatorias para todos los socios de la eurozona.