San Salvador. El expresidente salvadoreño Tony Saca confesó el jueves ante un tribunal de justicia que desvió fondos de las arcas del Estado para favorecer a sus empresas y a terceras personas.
“Él ha dicho una verdad que no había mencionado porque no era el momento procesal y porque no teníamos ninguna posibilidad de un proceso abreviado” , explicó el abogado Mario Machado, defensor del exgobernante.
Durante la confesión ante los tres jueces del Tribunal de Segundo de Sentencia de San Salvador, Saca aceptó ser el cerebro de la red de corrupción, que según sostiene la Fiscalía General, desvió $301 millones de fondos públicos.
El exmandatario explicó que cuando asumió la Presidencia -el 1.° de junio del 2004- y firmó el reglamento para el manejo de gastos reservados, ordenó la creación de cuentas bancarias para mover el dinero y que lo hizo como se había hecho en gobiernos anteriores.
“Me aproveché de los escasos controles sobre las dos cuentas que abrió Elmer Charlaix (su secretario privado) para sustraer dinero con el que se pagaban a otras personas”, manifestó Saca.
Luego admitió que acordó con varias empresas de publicidad que del total de dinero que les llegaba de Casa Presidencial le devolvieran el 80% de lo contratado con sus empresas y que ellos se quedaran con el 20%.
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Además, confesó que parte del dinero del Estado fue a parar a cuentas del partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que lo llevó al poder. Machado dijo que Saca confesó que al partido Arena le dieron $400.000.
Cuando se le preguntó con cuánto dinero se había beneficiado el exmandatario, el abogado respondió que los montos aproximados “que él ha hablado que se distribuyeron entre terceras personas y él rondarían los $50 millones”.
El expresidente Saca y tres de sus exfuncionarios más cercanos -Elmer Charlaix, secretario privado; César Funes, secretario de Juventud, y Julio Rank, exsecretario de Comunicaciones- han sido acusados de desviar $301 millones durante su mando del 2004 al 2009. De ese monto, unos $195 millones fueron cobrados en efectivo y remitidos a cuentas particulares de empleados de Casa Presidencial y luego transferidos a cuentas y empresas, algunas de Saca.