Madrid. La oposición conservadora española se encuentra sumida en un escándalo digno de novela policíaca, que podría salpicar al expresidente Mariano Rajoy, a raíz de un informante de la Policía que fue pagado con dinero público para espiar a un mando del partido de gobierno en posesión de secretos incómodos.
El caso se conoce como Kitchen, el nombre de la operación policial ilegal que la Justicia está investigando y que fue así bautizada por el sobrenombre del informador, ‘el cocinero’.
El tal ‘cocinero’ era el chofer de Luis Bárcenas, extesorero del Partido Popular (PP). Fue reclutado para “obtener (...) información concreta sobre el lugar en el que Luis Bárcenas y su esposa ocultarían material documental comprometedor para dicho partido político y para altos dirigentes del mismo”, indicó la Fiscalía en el documento recientemente desclasificado.
Bárcenas era entonces el protagonista de la ‘trama Gürtel’, un escándalo de financiación ilegal del PP a cambio de contratos públicos, que le costó al partido una condena judicial en mayo del 2018 y de inmediato la moción de censura socialista que destronó del poder a Mariano Rajoy.
A cambio de sus servicios, el chofer de Bárcenas cobraba 2.000 euros mensuales de los fondos reservados del Estado, y recibió incluso la promesa de entrar en la policía.
Varias investigaciones
La investigación sobre la operación Kitchen es una de las numerosas piezas abiertas por la Justicia gracias al material incautado tras la detención -en noviembre del 2017- del comisario José Manuel Villarejo, famoso en España por haber grabado sin su conocimiento y durante años a jueces, políticos y empresarios.
La Justicia se interesa especialmente por los roles que pudieron desempeñar el entonces ministro del Interior de Rajoy, Jorge Fernández Díaz -contra quien la Fiscalía dice tener indicios “muy numerosos y concluyentes”- y la exministra de Defensa María Dolores de Cospedal, “afectada por documentación supuestamente comprometedora”.
El caso podría alcanzar al propio Rajoy, ya que una de las conversaciones incluidas en la investigación entre el comisario Villarejo y el informante da a entender que Bárcenas tenía también documentos comprometedores para con el entonces presidente del Gobierno.
Los magistrados cuentan con la colaboración de un “arrepentido”, Francisco Martínez Vázquez, número dos del Ministerio del Interior en el momento de los hechos.
Incriminado en estos hechos, dijo el domingo al diario El País que desea “contarle al juez todo" lo que sabe.
Según la Fiscalía, ya hizo certificar ante notario los mensajes intercambiados con Jorge Fernández Díaz, demostrando que este último estaba al corriente de la operación.
“Mi mayor error en el Ministerio fue ser leal a miserables como Jorge (Fernández Díaz) o Rajoy o Cospedal”, expresó en otro mensaje incluido en la investigación de la Fiscalía.
El PP, de capa caída
El caso llega en un mal momento para el PP, derrotado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Pedro Sánchez en las dos últimas elecciones legislativas del 2019, y perjudicado por el ascenso de la extrema derecha de Vox.
El PSOE, en el poder gracias a la exitosa moción de censura contra Rajoy, y su aliado de gobierno, la izquierda radical de Podemos, han pedido la creación de una comisión parlamentaria de investigación sobre el caso Kitchen.
“Desvía la atención en un momento en el cual el PP quería recuperar la unidad de la derecha”, y “centrar sus críticas sobre la gestión de la pandemia y de la economía del gobierno en los meses duros que se perfilan”, valoró Antonio Barroso, del gabinete de análisis Teneo.
Con esto, el Partido Popular se enfrenta de nuevo a un viejo demonio, y es que “la corrupción ha sido el tema que ha aportado votantes del PP a Vox y Ciudadanos”, un partido de centro-derecha liberal, recordó.
El líder del PP, Pablo Casado, intenta mientras tanto tomar sus distancias como puede. “No estoy aquí para arropar a compañeros de partido”; “caerá quien tenga que caer”, expresó este lunes en la radio COPE.
La semana pasada, Casado recordó que en el momento de los hechos “no tenía ninguna responsabilidad en el partido”.