La Corte Internacional de Justicia de la Haya (CIJ) ordenó este jueves a Birmania adoptar medidas para prevenir un genocidio contra la minoría ética rohinyá.
El fallo fue en respuesta a una demanda interpuesta por Gambia, a nombre de la Organización para la Cooperación Islámica, que exigió a las autoridades birmanas poner fin al “genocidio” que, según alegó, sufre esa población.
-- ¿Cuál es la trascendencia de la decisión adoptada por la CIJ?
-- Con su fallo, la Corte de La Haya da la razón a quienes han denunciado la comisión del delito de genocidio o, al menos, el grave peligro de que ello se produzca.
El 10 de diciembre, Gambia, en nombre de la Organización para la Cooperación Islámica, pidió a Birmania el “cese del genocidio” contra esa minoría étnica, musulmana. Si bien la Corte no concluye que se está ante el hecho consumado de un genocidio, sí ordena al Estado birmano adoptar las medidas para evitar que eso ocurra. Y, dice la Corte, ello implica medidas para impedir “el asesinato de miembros de la comunidad” y la “sumisión intencional de esta comunidad a condiciones de vida que impliquen su destrucción física total o parcial”.
-- ¿ Por qué Birmania enfrentó esa demanda ante la CIJ?
A partir de agosto del 2017, más de 700.000 miembros de la comunidad rohinyá se vieron obligados a huir hacia Bangladés, país vecino.
En el 2016, grupos armados atacaron puestos fronterizos en el norte del estado birmano de Rakáin, lo que dio pie a una gran operación militar del Ejército. Naciones Unidas denunció en setiembre del 2017 que los rohinyás eran víctimas de “una limpieza étnica de manual”.
Birmania justificó su actuación como una reacción a esos ataques armados.
Los hechos atribuidos a los militares incluyeron masacres, violaciones y la quema de las viviendas de los rohinyás.
-- ¿Qué alegó Birmania ante estas acusaciones?
Birmania ha rechazado sistemáticamente haber incurrido en un genocidio, y así lo hizo ver en las audiencias de diciembre en La Haya.
La líder de facto del gobierno birmano, Aung San Suu Kyi, incluso denunció un “iceberg de desinformación” sobre lo imputado a su país. Para esta dirigente, Premio Nobel de la Paz en 1991, la reacción internacional solo servía para generar “problemas entre las diferentes comunidades y promover los intereses de los terroristas”.
En La Haya, Aung San Suu Kyi admitió que pudo haber “fuerza desproporcionada”, pero negó que existiese una intención de genocidio contra los rohinyás.
-- ¿Qué significa para una Premio Nobel de la Paz la decisión judicial de la CIJ?
Indudablemente, ese fallo mella aún más la deteriorada imagen de Aung San Suu Kyi. A ella se le concedió el Premio Nobel de la Paz en 1991″por su lucha no violenta en favor de la democracia y los derechos humanos".
Un año antes, el Parlamento Europeo la galardonó con el Premio Sájarov por su defensa de la libertad de conciencia.
Fue en el 2010 cuando el régimen militar que gobernaba el país la liberó tras retenerla en prisión domiciliaria durante 24 años.
En el 2016, cuando un gobierno civil asumió el poder, fue designada como miembro prominente, al punto de que se la considera la jefa de hecho del gobierno.
Ha recibido fuertes críticas por la pasividad frente a la represión de los rohinyás y los ataques del gobierno a la prensa, entre ellos la condena a siete años de cárcel a dos periodistas que investigaron una masacre de rohinyás. Los reporteros fueron liberados en mayo del 2019 luego de casi un año y siete meses de reclusión.