Caracas. Venezuela registró 3.112 homicidios en el 2021, con una media de 8,5 diarios, lo que representa una baja del 25% sobre el año anterior, según un informe presentado este martes por el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), que sirve de referencia ante la falta de cifras oficiales.
La Organización No Gubernamental (ONG) indicó que este año se reportaron 11.081 muertes violentas, una categorización que incluye los homicidios, las muertes por resistencia a la autoridad y causas aún en investigación. Esta cifra representa 40,9 muertes violentas por cada 100.000 habitantes, 10% menos que en el 2020.
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Roberto Briceño-León, sociólogo y presidente del OVV, indicó que Venezuela, con una población de casi 30 millones de personas, y Honduras, son los países “más violentos de América Latina”. Del total de muertes violentas en Venezuela, los homicidios cayeron 25% respecto al 2020, cuando se registraron 4.153. Comparada con datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es siete veces más que la media mundial de 6,1 por cada 100.000 habitantes.
Briceño-León explicó que este fenómeno responde en principio a la paralización que trajo la pandemia por la covid-19, pero también a la profunda crisis, que suma ocho años de recesión y cuatro con hiperinflación, y produjo una “reducción de las oportunidades del crimen”. El éxodo de 2,5 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años, que constituyen el rango de edad “núcleo de la violencia” tanto en víctimas como victimarios, también influyó en la baja.
Otro factor, destacó el sociólogo, es “el dominio cada vez mayor que tiene el crimen organizado” en zonas populares, “que regula, pone coto a los asesinatos”, en lugar de hacerlo el Estado. Las autoridades ocuparon en julio una gigantesca barriada en Caracas tras días de enfrentamientos con la megabanda que controlaba la zona. 22 “delincuentes” fueron abatidos, según el balance oficial.
El OVV reportó 2.332 muertes a manos de policías en lo que se clasifica como “resistencia a la autoridad”, una categoría que también registró una caída respecto al 2020. La ONG sostiene que la población teme y desconfía de los cuerpos policiales.
Las llamadas “muertes en averiguación”, cuya causa no ha sido dilucidada, cerraron en 4.003, y los suicidios en 1.164. La ONG comenzó también a registrar este año las personas “desaparecidas”, que calculó en 1.634.
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