Berlín. La vacunación obligatoria contra el coronavirus fue anunciada a bombo y platillo el año pasado en Alemania, aunque desde entonces, las críticas y las dudas se multiplican, en un país hastiado y agitado por las restricciones ya en vigor.
El primer debate parlamentario previsto para la próxima semana fue aplazado para finales de enero, hay pocas propuestas concretas evocadas y ningún texto ha sido formulado. Además, el grupo parlamentario del Partido Social Demócrata (SPD), que es el mayoritario, no espera que el proceso legislativo termine antes de finales de marzo.
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Este es el primer revés para el nuevo canciller del SPD, Olaf Scholz, que en noviembre, antes de llegar al poder aseguró que el proceso iba a iniciarse en el 2021. La vacunación obligatoria ni siquiera está mencionada en el borrador que sirve de base para la reunión del viernes entre el gobierno y las regiones para coordinar la lucha contra el coronavirus y especialmente el auge de la variante ómicron.
Otro escollo es la puesta en marcha de un registro de vacunación centralizado por el gobierno, un tema sensible en un país que sigue traumatizado por la vigilancia masiva implementada por las autoridades, primero durante el nazismo y luego en Alemania del Este.
Un gobierno bajo tensión
Este tema es objetivo de división en la nueva coalición gobernante compuesta por el SPD, los ecologistas y la formación liberal FDP, ya que estos últimos tienen reservas con respecto a la vacunación obligatoria. Frente al tema quieren ser garantes de la “libertad de consciencia individual”.
“La protección de salud es un bien preciado, pero el bien más preciado de nuestra Constitución es y seguirá siendo la libertad”, afirmó el jueves Christian Lindner, líder de la formación y actual ministro de Finanzas.
Para él, la evolución de la pandemia en las últimas semanas, que globalmente está bajo control en Alemania donde los nuevos casos diarios están en un nivel de 55.000, muestra que es necesario “actuar con moderación”.
El FDP prefiere esperar y ver como evoluciona la epidemia con la variante ómicron, que es menos peligrosa que delta, pero más contagiosa, según un estudio de la agencia sanitaria británica. Pronto esta variante va a convertirse en la mayoritaria en Alemania.
“Si entre febrero y marzo, hay índices sólidos que muestren que la vacunación obligatoria implica un aumento claro de la libertad de circulación para todos nosotros, entonces vamos a abogar por esta solución”, estimó el ministro de Justicia, el político liberal Marco Buschmann en declaraciones al semanario Die Zeit.
“Si, en cambio, la vacunación puede ayudar durante dos o tres meses pero después, todo sigue como antes, entonces esto sería un argumento contra la vacunación obligatoria”, agregó. Los legisladores liberales anunciaron que preparan una contrapropuesta que descartaría el recurso a la obligatoriedad. Sin embargo, a partir de marzo la vacuna será un imperativo para el personal médico.
Manifestaciones con disturbios
Las manifestaciones —que reúnen a cientos de personas que se oponen a esta política, además de críticos a las restricciones que ya están vigentes— congregan cada vez a más personas y algunas de ellas derivan en disturbios.
En Alemania solamente un 71,6% de la población tiene un esquema de vacunación completo. En Sajonia, la policía requisó armas a finales de diciembre después de que un político fuera objeto de amenazas de muerte de grupos antivacunas.
Otros países europeos quieren imponer la vacunación, pero en un contexto menos crispado. Austria debería convertirse en el primer país de la Unión Europea en introducir esta medida a inicios de febrero, tal y como estaba previsto inicialmente, declaró el jueves el gobierno del canciller Karl Nehammer.
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Por su parte, Italia decidió instaurar la vacunación obligatoria para todas las personas de más de 50 años a partir del 15 de febrero. Grecia la impuso a principios de año para los mayores de 60 años.
Otros ejemplos son las políticas en Estados autoritarios de Asia Central, como Tayikistán y Turkmenistán, que en julio anunciaron la inoculación obligatoria para los mayores de 18 años. En Indonesia, la vacunación contra la covid-19 es obligatoria desde febrero del 2021 bajo una amenaza teórica de sanciones.