París. Al menos ocho reclusos murieron tras un incendio declarado en la prisión de Evin en Teherán, indicaron el lunes fuentes oficiales, en medio de la ola de protestas que vive el país por la muerte de la joven Mahsa Amini.
“Cuatro personas (heridas) murieron en el hospital, subiendo el balance a ocho muertos”, todos condenados por robo, indicó Mizan Online, el sitio web oficial de la judicatura.
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Las autoridades aseguraron que fueron “malhechores” los que “prendieron fuego el sábado por la noche a un almacén de ropa” en la prisión e indicaron que se produjeron varios enfrentamientos entre prisioneros, y más tarde, entre reclusos y guardianes que intervinieron, antes de “volver a la normalidad”.
“Lo que ocurrió en la prisión de Evin fue un crimen cometido por algunos elementos (vinculados con) el enemigo” afirmó el jefe de la Autoridad judicial, Gholamhossein Mohseni Ejei, sin dar más precisiones.
Los dirigentes iraníes acusaron a Occidente, en particular a Estados Unidos, enemigo jurado de Irán, de fomentar los “altercados”, en alusión a las manifestaciones por la muerte el 16 de setiembre de Mahsa Amini, de 22 años, detenida tres días antes por la Policía de la moral de Teherán.
Según la agencia oficial Irna, el incidente en la prisión “no tiene nada que ver” con las manifestaciones en numerosos puntos del país por la muerte de Amini, que entraron en su quinta semana pese a la represión que dejó 122 muertos, incluidos niños, según un último balance de la Organización No Gubernamental (ONG) Iran Human Rights (IHR), basada en Oslo.
Tras Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, la Unión Europea (UE) impuso sanciones a Irán, concretamente a la Policía de la moral y a 11 responsables. Con anterioridad, Irán advirtió que reaccionaría “rápidamente” a las medidas de la UE, calificadas de “acto irracional”.
‘Malos tratos’
En la prisión de Evin, apodada “Universidad Evin” por la cantidad de intelectuales y personalidades de la cultura encerrados en ella, se encuentran actualmente numerosas personas detenidas durante las protestas y, en general, presos políticos y de conciencia, así como extranjeros y binacionales.
Según un abogado iraní, Saeid Dehghan, 19 letrados que querían defender a detenidos durante las protestas también fueron arrestados. Las ONGs pusieron en duda la versión de las autoridades sobre lo ocurrido en el centro de detención.
Iran Human Rights (IHR), basada en Oslo, aseguró que recibió informaciones según las cuales los guardianes trataron de incitar a los presos. Tras el incendio, varias ONGs, Estados Unidos y Francia mostraron su preocupación por los detenidos.
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Entre ellos, figuran la investigadora franco-iraní Fariba Adelkhah, el estadounidense Siamak Namazi y los austriacos Kamran Ghaderi y Massoud Mossaheb. También, la académica australiana Kylie Moore y una viajera italiana, Alessia Piperno. Todos se encuentran a salvo.
Mientras, el activista iraní Hossein Ronaghi, detenido desde setiembre, llamó a su madre desde Evin y “apenas podía hablar”, escribió su hermano en Twitter alegando malos tratos.
‘Afinada maquinaria de represión’
Más de 40 grupos de derechos humanos, incluidos Amnistía Internacional y Human Rights Watch condenaron el lunes la situación en Irán y pidieron al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que investigue de forma urgente la “afinada maquinaria para reprimir sin piedad” las protestas en todo el país.
La actual contestación se convirtió en la mayor ola de manifestaciones y violencia en Irán desde las protestas del 2019 contra la subida de precios de la gasolina en este país petrolero.
Desde la muerte de Amini bajo custodia policial tras ser detenida por, supuestamente, no cumplir con el estricto código de indumentaria obligatorio en Irán, las protestas siguieron extendiéndose por todo el país, encabezadas por mujeres jóvenes, que queman sus velos y no dudan en enfrentarse a la Policía.
El domingo, volvieron a manifestarse en el Colegio técnico y profesional de Teherán al grito de “Todas somos Mahsa Amini”, según el IHR.