Bruselas. La Unión Europea (UE) afirmó este viernes que se han registrado “progresos” para frenar el flujo de migrantes en la frontera entre Bielorrusia y Polonia, después de que Turquía prohibiera a los ciudadanos de Siria, Irak y Yemen que tomen vuelos con destino a Minsk, aunque la tensión se mantiene viva.
Bajo la creciente presión de los países occidentales que la acusan de orquestar la crisis, Bielorrusia llevó a cabo ejercicios militares conjuntos con Rusia y advirtió que tomará represalias “severas” ante cualquier ataque.
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La crisis migratoria en Europa del Este tiene preocupada a toda la comunidad internacional. La vicepresidente de Estados Unidos, Kamala Harris, de visita en París, denunció este viernes “acciones muy preocupantes” del presidente bielorruso Alexander Lukashenko. La UE acusa a Bielorrusia de organizar estos movimientos de migrantes, entregando visados e incluso fletando vuelos, con el fin de intentar crear una crisis migratoria en Europa, en respuesta a las sanciones internacionales contra el gobierno de Lukashenko.
Las autoridades europeas intentan desde hace varios días frenar los arribos a Bielorrusia contactando a países de Oriente Medio para convencerles de que impidan a migrantes embarcar en vuelos con destino a Minsk. Turquía, un importante centro de tráfico aéreo entre Oriente Medio y Europa, prohibió este viernes a los ciudadanos de Siria, Irak y Yemen que tomen vuelos con destino a Bielorrusia desde su territorio “hasta nuevo aviso”.
Poco después, Irak afirmó que repatriará a migrantes de su país bloqueados entre Bielorrusia y Polonia que así “lo deseen”. “Estamos viendo progresos en todos los frentes”, manifestó el vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas. Esta restricción demuestra que las iniciativas europeas “ya están teniendo cierto éxito”, añadió Alemania.
Paracaidistas rusos
Pese a la presión de occidente, el mandatario bielorruso puede contar con el apoyo de su principal aliado, el presidente ruso Vladimir Putin.
Tropas aéreas rusas y bielorrusas realizaron este viernes “ejercicios de combate” cerca de la frontera entre Bielorrusia y Polonia, según anunciaron Minsk y Moscú. Durante las operaciones, dos soldados rusos fallecieron accidentalmente, debido a que sus paracaídas no funcionaron correctamente.
Estas maniobras, así como el despliegue de personal militar en la zona fronteriza por parte de Minsk y Varsovia, hacen temer una escalada en Europa del Este, escenario de una lucha de influencias entre Moscú y Occidente. Bruselas y Washington expresaron este viernes su preocupación por los movimientos militares rusos más al sur, en la frontera entre Rusia y Ucrania.
Tras una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU el jueves, varios países, incluyendo Estados Unidos, Francia y Reino Unido, acusaron a Bielorrusia de intentar “desestabilizar a los países vecinos”. El año pasado, la UE y Estados Unidos impusieron una serie de sanciones a Bielorrusia después de la brutal represión de un movimiento de protesta provocado por la controvertida reelección de Lukashenko, en el poder desde 1994.
Bruselas anunció que dará a conocer nuevas sanciones contra Lukashenko la próxima semana. El presidente bielorruso amenazó con responder a las posibles sanciones suspendiendo el funcionamiento del gasoducto Yamal-Europa, que atraviesa Bielorrusia y entrega gas ruso, combustible vital para los europeos en plena crisis energética.
Sin embargo, el Kremlin garantizó el viernes que las entregas de gas ruso a Europa no quedarán suspendidas, pese a las amenazas del mandatario bielorruso.
Civiles como ‘munición’
En la frontera entre Bielorrusia y Polonia miles de migrantes se encuentran atrapados entre las autoridades bielorrusas, que, según Varsovia, les obligan a seguir adelante, a veces disparando al aire, y los guardias fronterizos polacos, que les impiden avanzar.
Según los agentes polacos en la frontera, entre 3.000 y 4.000 migrantes —entre ellos mujeres y niños— permanecían actualmente en el lado bielorruso, y otros seguían llegando cada día. “La envergadura del problema no disminuye”, dijeron.
Este viernes, el director para Europa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Hans Kluge, afirmó estar “muy preocupado” por las miles de personas vulnerables bloqueadas “en tierra de nadie (...) a merced del clima a medida que se acerca el invierno” boreal. De acuerdo al diario polaco Gazeta Wyborcza, 10 migrantes han muerto en la zona desde el inicio de la crisis.
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Según el vocero del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), el jueves pudo entregárseles una “ayuda humanitaria de emergencia” como mantas, ropa de invierno y pañales para los niños.
El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, acusó al régimen de Lukashenko de “terrorismo de Estado” y aseveró el jueves que su país era el escenario de un “nuevo tipo de guerra”, en la que se utiliza a los civiles como “munición”. Ante la afluencia de personas en su frontera, Polonia, miembro de la UE y del espacio de libre circulación Schengen, desplegó 15.000 militares, colocó una alambrada y aprobó la construcción de un muro.