Seúl. Estados Unidos espera que “la mayor parte” del desarme nuclear norcoreano haya terminado al final de la presidencia de Donald Trump en 2020, declaró este miércoles el secretario de Estado, Mike Pompeo.
Ese desarme debería finalizar “con toda probabilidad en el primer mandato” de Trump, declaró Pomep en Seúl, un día después de la histórica cumbre entre los líderes de Corea del Norte y Estados Unidos en Singapur.
“Esperamos poder lograrlo en los próximos dos años y medio” añadió el jefe de la diplomacia estadounidense, para quien “queda por delante un montón de trabajo”.
“Déjenme que les diga que ‘completo’ significa verificable para todos los que están involucrados” precisó Pompeo, en alusión al comunicado final de la cumbre, sobre la desnuclearización del régimen de Pionyang.
Se acabó la amenaza, dice Trump
El presidente Donald Trump tuiteó el miércoles que “Ya no hay una amenaza nuclear de Corea del Norte” a su llegada al país tras su histórica cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong Un, en Singapur.
“Acabamos de aterrizar, ha sido un largo viaje, pero todo el mundo puede sentirse ahora mucho más seguro que el día que asumí el cargo”, expresó el mandatario vía Twitter. “Ya no hay amenaza nuclear de Corea del Norte. La reunión con Kim Jong Un fue una experiencia muy interesante y positiva. ¡Corea del Norte tiene potencial para un gran futuro!”.
“El mundo ha evitado una potencial catástrofe nuclear”, escribió. “No más lanzamientos de cohetes, ensayos o investigación nucleares”, añadió el presidente en la red social, sin confirmar si había aceptado una invitación a Corea del Norte.
Por su lado la agencia oficial norcoreana KCNA afirmó que “Kim Jong-un invitó a Trump a efectuar una visita a Pionyang en el momento oportuno, y Trump invitó a Kim Jong-un a ir a Estados Unidos”. La agencia afirma, además, que el presidente de Estados Unidos aludió a un “levantamiento de sanciones” contra el régimen norcoreano.
Este miércoles, el diario oficial norcoreano Rodong Sinmun publicaba en portada las fotos del histórico apretón de manos entre Trump y Kim ante banderas estadounidenses y norcoreanas. “El encuentro del siglo abre una nueva era en la historia de las relaciones” entre los dos países, rezaba el titular de portada.
“La travesía accidentada hacia la desnuclearización de la península coreana y una paz permanente apenas ha comenzado”, analiza con más prudencia el diario surcoreano Hankook.
Por su parte Rusia saludó el “inicio de un diálogo directo” entre Estados Unidos y Corea del Norte, aunque advirtió que la crisis no puede “ser resuelta en una hora”.
Declaración dudosa
La afirmación de Trump de que Corea del Norte ya no representa una amenaza nuclear, es dudosa si se considera el gran arsenal de armas de Pionyang. Expertos independientes calculan que Corea del Norte tiene material fisible suficiente para elaborar entre 20 y 60 bombas. El año pasado probó misiles capaces de llevar una ojiva nuclear hasta territorio continental estadounidense.
Si bien Trump y Kim firmaron una declaración conjunta que repite promesas pasadas de trabajar hacia la desnuclearización de la península de Corea, los detalles no se han resuelto. Trump ha dicho que habrá un estricto proceso de verificación en el acuerdo definitivo y que los detalles serán finiquitados por su equipo de expertos en negociaciones con los norcoreanos.
Antes de su llegada a la Casa Blanca, “la gente asumía que íbamos a ir a la guerra con Corea del Norte”, y el entonces presidente Barack Obama afirmó que Pionyang era el mayor problema de la nación, dijo.
Cuando se le preguntó si Trump si estaba cantando victoria antes de tiempo, la asesora presidencial Kellyanne Conway dijo a la prensa: “Este presidente quiere que Corea del Norte deponga totalmente las armas nucleares y obviamente la desnuclearización debe ser completa, verificable e irreversible, y eso tomará algún tiempo”.
Dos recibimientos diferentes
Trump y Kim regresaron a sus países después de la cumbre, pero recibieron bienvenidas muy distintas.
En Pionyang, la prensa oficial norcoreana elogió el encuentro con el presidente estadounidense y desplegó amplias fotos de los dos líderes.
En cambio, Trump enfrentaba cuestionamientos de que cedió demasiado sin recibir nada a cambio, que le confirió legitimidad al régimen totalitario norcoreano y que accedió con demasiada facilidad a la exigencia norcoreana de cesar las maniobras militares conjuntas con fuerzas surcoreanas.
Japón y Corea del Sur se vieron particularmente alarmados por la promesa de Trump de concluir las maniobras, que Corea del Norte considera ejercicios para practicar una invasión.
“Estados Unidos es nuestro aliado, por lo que las maniobras son necesarias para mantener nuestra relación con Estados Unidos”, dijo Lee Jae Sung, un habitante de Incheon. “Creo que seguirán por algún tiempo”.
Por otra parte, Pompeo llegó el miércoles a la base aérea de Osan, en el sur de Seúl, en donde se reunió durante casi una hora con el general Vincent Brooks, comandante de las fuerzas estadounidenses apostadas en Corea del Sur, antes de viajar en su caravana hacia Seúl.
Pompeo se reunirá con el presidente surcoreano Moon Jae-in el jueves para hablar de la cumbre. El canciller japonés Taro Kono también se dirige a Seúl para reunirse con Pompeo y con su homólogo surcoreano. Pompeo, quien antes era director de la CIA, viajará entonces a Pekín para hablar de la cumbre con el gobierno chino.