La misión de los líderes empresariales y políticos en el mundo debe enfocarse en crear valor para la sociedad y resolverle los problemas a las personas.
Cuando esto ocurre, la sociedad permite a los líderes dejarse parte del valor creado, asegura Nitin Nohria, decano de Harvard Business School.
El encargado de una de las principales escuelas de negocios del mundo participó, el 10 de junio, en la graduación de 299 estudiantes de INCAE Business School.
Nohria conversó con La Nación sobre la importancia de enseñar a los líderes a hacer el bien, como un principio ético básico.
– ¿Por qué tiende a existir una percepción negativa de líderes políticos y empresariales?
– Las personas están preocupadas por la desigualdad y los desbalances de poder en la sociedad. Muchas veces ven en los líderes empresariales y políticos personas que pueden resolver los problemas de todos y no solo de solucionar los problemas propios, por eso se frustran o se decepcionan (cuando no obtienen una respuesta).
– ¿Qué debe hacer un líder para cambiar esa visión negativa?
– Siempre le digo a mis estudiantes que cualquier líder, si crea valor para la sociedad, la sociedad no tendrá problema si una parte de ese valor se lo deja para sí mismo. Pero tiene que ser cierto, porque hay una obligación moral, de que lo hecho por la sociedad, es más grande frente la beneficio propio.
“Las personas recuerdan una simple ecuación: en cada interacción creas más valor para otras personas que para ti mismo”.
– ¿Hubo cambios en la enseñanza de las escuelas de negocios tras la crisis del 2008?
– El cambio de conciencia estaba creciendo antes de la crisis. Hoy, 10 años después y bastante superado los efectos de la crisis financiera en Estados Unidos, la gente sigue no terminando de confiar en los negocios. La crisis fue un momento de pico, pero venía desde antes y continúa.
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– ¿La ética tuvo que reforzarse en las universidades tras la crisis?
– Efectivamente, cómo se enseña ética en las escuelas de negocios cambió mucho con la crisis, en particular recordándole a la gente que toma decisiones, el problema de asumir riesgos y las consecuencias para ellos y los demás. Ese fue, si se quiere, el problema ético más central dentro de la crisis financiera.
“Ya no es suficiente con enseñarle a los estudiantes, futuros líderes de negocios y políticos, que no hagan el mal. La sociedad y las universidades esperamos que los líderes deben hacer el bien. A solucionar temas como el cambio climático, la necesidad de que todas las personas tengan un ingreso digno, la necesidad de que haya más oportunidades para la sociedad”.
– ¿Se aplica a una sociedad que solo busca resultados?
– Larry Fink, director de BlackRock (uno de fondos de inversión más grandes del mundo), todos los años les escribe a sus inversionistas sobre la importancia de ver el futuro y dejar que las cosas se materialicen. De ahí la importancia económica para ellos y la sociedad.
“La presión por resultados hace que el cortoplacismo prevalezca, pero a él (Larry Fink) donde le ha ido más bien es pensando en qué le pasará a esta compañía en 20 años y no en tres meses. Eso añade la importancia de una sensación de propósito, de invertir en compañías en las cuales la empresa se imagina sirviendo a la sociedad en el largo plazo.
“Ahí la importancia de servir a la sociedad por balance entre resultados y crear valor”.
– Ha repetido varias veces hacer el bien, ¿por qué ese énfasis en su mensaje?
– La economía de mercado y las empresas son una de las grandes invenciones de la humanidad y su misión es crear valor a la sociedad.
“Las empresas logran sus objetivos porque de camino logran los objetivos individuales de quienes están detrás, pero lo que las mide es la capacidad de crear prosperidad y bienestar para la sociedad. Eso no se puede separar de la enseñanza”.
– ¿Afecta al liderazgo empresarial y político el actual entorno de guerra comercial?
– Desgraciadamente, vemos gente que está explotando un sentimiento que existe en algunas personas de que perdieron por la globalización y el comercio, pese a que hubo una mejora en la mayoría de la sociedad.
“Esas personas con esa sensación, justificada o no, surgen movimientos (políticos) y vemos los resultados de hoy. Más allá de preocuparse por líderes negativas que se aprovechan de esos sentimientos, es un recordatorio para los demás de que la generación de cambios debemos preocuparnos por hacer el bien para la mayoría”.
– ¿Cómo se enriquece la enseñanza en Harvard al recibir estudiantes de diversas partes del mundo?
– En Harvard se enseña con el método de casos, donde la premisa es que los estudiantes aplican lo aprendido a una decisión real. Aprenden que no hay una única respuesta a una pregunta, cuanto más diversos son los puntos de vistas de las personas, mejor será la respuesta para el problema.
“La historia ha demostrado que cuando alguien dice ‘tengo la verdad absoluta’ no satisface a los demás, sino que es falso.
“Entonces, la experiencia de trabajar con otras personas, ojalá diferentes nacionalidades y perspectivas, eso hace mejor a cada estudiante.