El golpe económico provocado por el coronavirus en la economía costarricense acrecentó el deterioro crediticio iniciado en la banca desde el año pasado.
En marzo pasado hubo un mayor número de operaciones que cayeron en impago lo cual generó un incremento el monto de la provisión que las entidades hacen para cubrirse de los préstamos malos.
Las estimaciones por deterioro crediticio ascendieron a ¢34.649 millones en marzo anterior, lo cual significó un alza del 57% frente a los ¢22.002 millones reportados en febrero, según los datos de la Superintendencia General de Entidades Financieras (Sugef).
Cuando se compara el resultado, con el mismo mes de marzo del 2019, también se registra un aumento dado que el monto ascendió a ¢24.872 millones, muestran la información publicada en la entidad supervisara.
Bernardo Alfaro, jerarca de la Sugef, confirmó que las provisiones creadas son de operaciones brindadas en periodos anteriores y no de créditos nuevos dado el estancamiento en la demanda.
En marzo anterior, el saldo de dinero prestado a empresas y familias cumplió ocho meses consecutivos de contracción porcentual.
“Es posible que el covid-19 haya tenido algún efecto menor. Todavía en marzo el impacto no era tan severo, y por ende no se refleja tan ampliamente”, reconoció Alfaro.
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El funcionario destacó que el mayor nivel de morosidad, en ascenso desde el 2017, también influye en que haya mayores estimaciones.
El indicador de morosidad a más de 90 días, de todas las entidades financieras en marzo pasado, se ubicó en 2,47% del total de la cartera de crédito.
Dicho resultado significó una leve subida frente al 2,44% del mes de febrero, muestran los datos reportados a Sugef.
Los bancos, cooperativas, mutuales y financieras deben reportar, mes a mes, sus resultados financieros a la Superintendencia.
Entre la información obligada a entregar están las provisiones que cubren a cada entidad bancaria en caso de que el dinero prestado no sea devuelto.
Dicha estimación se crea con las ganancias generadas por el banco. Por lo tanto, entre más crezcan los préstamos malos, el impacto en las utilidades será mayor.
Las utilidades de las instituciones que conforman el sistema financiero aún muestran un crecimiento.
Entre enero y marzo de este año, las ganancias netas ascendieron a ¢86.800 millones. En tanto, al mismo periodo del 2019, fueron de ¢83.900 millones, es decir un incremento del 3%.
Medidas mitigadoras
Tanto el jerarca de Sugef, como entidades financieras consultadas por La Nación, coincidieron en que el resultado financiero de abril y de los meses subsiguientes serán clave para mostrar la tendencia del deterioro.
Allan Calderón, subgerente de Crédito del Banco Nacional, comentó que en marzo tuvieron un ligero aumento de la morosidad, lo cual se reflejó en estimaciones.
Pero reconoció que la entidad pública inició una preparación para enfrentar las consecuencias, en los próximos meses, de la crisis del covid-19 en la economía.
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“Como medida preventiva y de manejo de riesgos, en el Banco Nacional se ha tomado la decisión de crear una reserva adicional a las estimaciones requeridas por el regulador, de modo que permita paliar meses venideros que vendrían acompañados de mayores niveles de atraso y, por ende, de estimaciones”, reconoció el banquero.
Los sectores que muestran un mayor impacto negativo de la situación actual son el turismo, comercio, agro, servicios y consumo, coincidieron las entidades financieras.
Para Rossy Durán, subgerente Corporativa de Finanzas del Banco de Costa Rica, las medidas de flexibilización crediticia brindarán herramientas a las entidades para negociar con sus clientes y buscar soluciones.
“El aumento de estimaciones está asociado al tipo de garantías que respalden los créditos, lo cual, eventualmente, puede afectar el resultado final en caso de que los clientes (masivamente) no puedan hacer frente a sus deudas”, destacó Durán al referirse a posibles efectos en los próximos meses.
El subgerente del Nacional reconoció que los cambios de apoyo, a los deudores y a la banca, ayudan a minimizar los efectos adversos.
Sin embargo, aceptó que habrá clientes que enfrentarán niveles mayores de morosidad este año y durante el próximo.
Juan Francisco Rodríguez, subgerente de Negocios del Banco Popular, comentó que la difícil situación económica generada por la pandemia provocó una contracción en la demanda de crédito de los sectores más expuestos a la crisis.
“Esto conlleva a un efecto en diferentes variables, entre ellas el empleo, lo que a su vez genera una disminución de solicitudes de créditos en las diferentes carteras del banco y entidades financieras del país”, dijo Rodríguez.
El funcionario destacó que las instituciones deben mantener a disposición de empresas y personas opciones de crédito de cara al futuro.