Amalia Ramírez y Diego Brenes no se dejaron intimidar por la incertidumbre que deja a su paso el nuevo coronavirus. Mientras que la pandemia también ha enfermado de gravedad a cientos de pequeños y medianos negocios en el país, estos costarricenses lanzan sus emprendimientos en medio del covid-19.
Ninguno de los dos esconde haber reposado la idea antes de ponerla a rodar, precisamente por la crisis económica de Costa Rica a consecuencia de la enfermedad, situación que los expertos prevén que se agudizará; sin embargo, ellos no le pusieron freno a la idea.
“Nadie pensaba que esto iba a pasar (la pandemia) y nos tomó por sorpresa a todos. A uno nunca le pasa por la cabeza una posibilidad de estas y cuando imaginé este negocio, hace muchos años, jamás pensé que tocaría abrir en medio de una pandemia y de una situación tan crítica desde el punto de vista económico”, contó Amalia Ramírez a La Nación.
La vecina de Heredia abrirá este viernes 1.° de mayo El rinconcito, un negocio de comida a domicilio o para llevar que en principio estrenaría en noviembre del año pasado, pero que su apertura se aplazó en dos ocasiones.
“La idea era abrir a principios de diciembre, pero pasé con mucho trabajo esos meses y mi esposo y yo lo pospusimos para marzo. En enero mis papás se enfermaron de gravedad y mientras estaba sentada afuera del Hospital México o del Heredia (los dos estuvieron internados al mismo tiempo pero en centros de salud distintos) comenzamos a trabajar el tema del diseño del local y la parte gráfica. Si le digo, en medio de toda esa situación familiar y con la llegada de la pandemia, dudamos en algún momento de continuar, pero nos alejamos mucho de la gente negativa que había a nuestro alrededor y decidimos seguir para adelante”, refirió Ramírez.
La determinación que le puso al proyecto provino del mismo coraje con que impregnó otros emprendimientos suyos, como el de Amalia Ramírez Event Planners, un negocio de organización de eventos sociales que tiene desde hace nueve años.
“A nosotros nos ayudó mucho de que tenemos bastante tiempo en esto (el emprendedurismo). Cuando empecé con lo de los eventos, voces negativas, algunas de familiares, me decían que me iba a morir de hambre, pero uno aprende a lidiar con esas cosas. En esta oportunidad dejamos de escuchar a esas personas, seguimos adelante y le metimos más ganas a este nuevo negocio”, agregó Ramírez, de 31 años.
Aunque la coyuntura no es lo suficientemente alentadora, Amalia dice que mantiene un espíritu optimista ya que desde que la inquietó la idea del nuevo negocio, siempre quiso que fuera solo para servicio a domicilio o para llevar, una modalidad que repuntó en las últimas semanas por las restricciones sanitarias giradas por las autoridades en el marco del coronavirus.
Esa buena corazonada por el proyecto también la alimenta el menú del comercio, en el que destacan desde comidas rápidas hasta recetas de la cocina costarricense, como el arroz con pollo o la olla de carne.
El rinconcito trabajará con su propio servicio de entrega, de ahí que Amalia contrató a dos personas que se encargarán de llevar los pedidos en motocicleta. El equipo lo completan dos cocineras y un administrador.
Ramírez contó que en esta primera etapa se están apoyando mucho de amigos y conocidos que tienen en Alajuela, algunos de los cuales ya les han realizado pedidos para ese mismo viernes de la apertura.
También dice que en esta primera fase no se niegan a realizar entregas a cualquier parte del país (así sea Puntarenas, provincia que puso de ejemplo), eso sí, por las distancias, algunos comensales deberán armarse de paciencia.
El rinconcito funcionará de lunes a domingo de 4 p. m. a 10 p. m., pero hay alta probabilidad de que el horario se amplíe para cubrir la hora del almuerzo. Los pedidos se pueden realizar llamando al 4081-0821 o mediante un mensaje por WhatsApp al 8321-2645.
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Pizza en casa
Amalia no fue la única en tirarse a nadar en aguas turbulentas. Hace ocho días (el domingo 19 de abril) Diego Brenes enfrentó su condición de desempleado y puso a andar Fuso Pizza, una pizzería ‘solo para llevar’ que instaló en la cocina de la casa de sus papás (en Lomas de Ayarco, Curridabat) y que significó una inversión de $4.000.
Brenes vivió por casi 10 años en Buenos Aires de Argentina. En esa ciudad estudió arquitectura y trabajó con el gobierno local; sin embargo, la crisis económica que afectó al país suramericano lo llevó a devolverse para Costa Rica en diciembre pasado.
Llegó con la esperanza de conseguir empleo, pero las semanas pasaban y continuaba sin oportunidades laborales. En eso se presentó lo del coronavirus en el país y la posibilidad de trabajo fue cada vez menor.
“Siempre fui fanático de cocinar pizza y en Buenos Aires había hecho un curso de pizza napolitana y comencé a hacer pizza allá (en Argentina) pero básicamente para satisfacer mis antojos y cuando llegué acá y el panorama no era tan alentador, compré un horno que me llegó al país poco antes de que explotara todo lo del coronavirus”, contó.
Con el horno italiano en casa, Diego comenzó a explorarse como pizzero, pero muy entre allegados. El sábado 18 de marzo en un vertiginoso arrebato, se levantó, fue a comprar ingredientes y al día siguiente estaba haciendo pizzas para vender.
“Tenía tiempo libre y nada qué perder. Familia y amigos me comenzaron a motivar y fue así que armé un mueble y en la cocina de la casa de mis papás comencé a hacer pizzas para vender. Eso fue el fin de semana pasado y ha sido sorpresivo el recibimiento porque me contacta mucha gente que no conozco y eso me dice que está siendo bien aceptada la idea”, dice Diego, quien aclaró que, por ahora, está trabajando con pedidos programados, como se trabaja en catering service. Más adelante formalizará la apertura de un local para su pizzería.
“Es cierto, a muchas personas las están echando de sus trabajos, hay muchos negocios que están cerrando porque no hay plata, pero yo empecé a ver un comportamiento en la gente de que se generó un apoyo a los emprendedores costarricenses, y yo tenía el horno, las ganas y sabía hacer pizza”, subrayó este muchacho de 31 años.
La buena aceptación que su emprendimiento ha tenido hasta ahora, también es resultado del uso de masa madre en la pasta de las cinco pizzas que, hasta ahora, tiene en el menú. Ese ingrediente, según él, favorece más a la salud.
“Yo venía coqueteando con la idea del local con espacios incluso para que la gente comiera ahí, pero por ahora esa idea quedó atrás en el momento en que se vino el coronavirus. Ahora trabajamos con ese concepto de enviar contra pedido”, destacó.
Aclaró que cuenta con los cursos de manipulación de alimentos requeridos para la naturaleza de su incipiente negocio.
Aunque la arquitectura se mantiene en un plano profesional importante de su vida, este muchacho está complacido con los primeros resultados de un proyecto que le expande aún más sus posibilidades laborales.
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“Tuve momentos de incertidumbre, desconfianza y temor porque la inversión del horno no fue poca, pero estoy optimista. Me vine de un país en crisis (Argentina) donde ahorrar era imposible y se vivía al día, entonces por eso tuve desconfianza al inicio de esto, pero vamos bien”, recalcó.
Los pedidos de Fuso Pizza se realizan a través de su perfil en Instagram o al número 7070-1298.
Junto con Amalia Ramírez, Diego Brenes confirma que, a pesar del futuro incierto en que nos deja el coronavirus a la mayoría, siempre hay espacio para las buenas noticias.