El Instituto Tecnológico de Costa Rica (ITCR) y el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) se aliaron para incentivar entre los agricultores de Cartago el uso de tecnologías para aumentar su productividad.
El problema que tienen en la zona norte de esa provincia es el manejo del agua en los cultivos. Primero por factores climáticos, ya que la humedad es bastante alta; y luego porque los agricultores no medían la cantidad de líquido que realmente necesitan las plantaciones.
Adrián Chavarría, investigador de la Escuela de Ingeniería Agrícola del ITCR, explicó que antes se regaba por aspersión sin contar la cantidad de agua que se aplicaba y sin tener un tiempo específico de riego; ahora con el uso de tecnología las prácticas son más eficientes.
El cambio se dio por la implementación de los sensores Watermark, que estima cuanta agua tomó la planta y el WaterScout SM 100, que mide cuanta agua hay en el suelo.
Los sensores se están utilizando en un cultivo de cebolla de 1.460 metros cuadrados (m2), en Tierra Blanca de Cartago y cuyo propietario es Santiago Vega.
“He aprendido que mediante una eficiente fertilización la planta no necesita tanto. A veces gastamos en más cosas que son innecesarias. Estos sensores nos ayudan porque antes estos temas eran inexplorados. Creíamos que era solo sembrar y listo”, dijo Vega, quien se dedica a la agricultura desde hace 12 años.
Funcionamiento
El Watermark y el WaterScout SM 100 funcionan cuando se saturan con agua, al menos 24 horas antes de su instalación, luego se llevan al campo donde se instalan de forma subterránea.
Para comenzar a medir con el sensor Watermark se deben dejar pasar de 8 a 12 horas, para que se estabilice con el suelo. Después el dispositivo medirá la succión de agua que ejerce el suelo para saber cómo la planta es capaz de recibir el líquido.
Con respecto al WaterScout SM 100, el procedimiento es semejante para la instalación, pero lo que mide es el porcentaje de humedad volumétrica que hay en el suelo, es decir informa sobre la cantidad de agua que existe en la tierra.
Estos sensores quedan introducidos en el suelo durante todo el periodo del cultivo, lo que permite que todos los días se puedan realizar mediciones a diferentes horas del día.
Para hacer la lectura de estos dos sensores, se utiliza el Watermark Electronic Meter, el cual es un dispositivo que funciona con una batería recargable, la cual activa los sensores que están en el suelo por medio de electricidad.
Según Chavarría, con los ajustes a la agricultura tradicional, mediante la utilización de los sensores y las buenas prácticas, el cultivo de la cebolla es más eficiente en cuanto al uso del agua, la nutrición y en la disminución de plagas.
Jairo González, director de la Oficina Regional del MAG en Tierra Blanca de Cartago, señaló que esta iniciativa va más allá de un control en la humedad de los cultivos, sino que también pretende obtener un producto saludable y de calidad, que al tiempo sea amigable con el ambiente.
Lo anterior se da por la fuerte disminución en la aplicación de pesticidas y al evitar el uso del herbicida.
González, aseveró que en este proyecto se ha racionalizado un 55% el uso de los plaguicidas.
“Lo que queremos es demostrarle a los productores agrícolas, que la tecnología de bajo costo y a mediano plazo sí es posible y muy funcional, de tal forma que impacte positivamente la zona norte de Cartago”, añadió González.
Este tipo de herramientas le ayudan a los agricultores a perfeccionar sus técnicas y a tener mayor control sobre su producción, sin embargo, en Costa Rica todavía queda camino por recorrer.
En el país la cantidad de espacios para estimular la innovación en la agriculutura todavía es escasa.
Según datos de Hipatia, del Programa del Estado de la Nación, ciencias agrícolas es el área de la ciencia y la tecnología que cuenta con menos cantidad de unidades de Investigación y Desarrollo (I+D).
En total se contabilizan 34 unidades de investigación en el sector académico, estatal, privado y otras organizaciones.
La cifra anterior se queda corta al compararse con otras áreas como ciencias exactas y naturales (67) e ingeniería y tecnología (80).
Las ciencias agrícolas solo están por encima de ciencias médicas que posee 28 unidades.
El aspecto positivo para los agrónomos es que a pesar de contar con una baja cantidad de unidades de investigación, representaron la mayor porción de publicaciones científicas entre los años 2000 y 2016, según Hipatia.
Por esta razón es que personeros del ITCR y el MAG confían en que la agricultura en Costa Rica se encamina hacia una producción más limpia y eficiente.