Franco, directo, sin mucho titubeo, como su equipo en el fútbol, así habla José Giacone.
Sin aspavientos, pero contundente; bien plantado, pero respetuoso; sin mucho adorno, pero lejos de pasar desapercibido —no hablo del Pérez Zeledón, sino de su técnico, si bien aplica para ambos— el técnico del Pérez Zeledón hace varias confesiones en este diálogo.
Se confiesa antagónico al Paté Centeno en filosofía de juego: si al técnico morado lo identifica la palabra “posesión”, él prefiere que le endosen “eficiencia”. Lo dice sin poses.
Tampoco acude al dramatismo para confesarse “picado” con la Liga, el único equipo grande que le ha dado la oportunidad, una experiencia como un “hola y adiós”, de apenas tres meses. Hoy reconoce sus errores en Alajuelense, donde unos cuantos jugadores —según confiesa— era alcahueteados por los directivos de entonces. Se lo notan el espítitu de revancha cuándo uno le pregunta si aceptaría sentarse de nuevo en el banquillo rojinegro.
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