Vancouver, Canadá. “Ya nadie me conoce por mi nombre. Para casi todos soy ‘el papá de Malala’, pero ese es uno de los roles de la vida que más me gustan”.
Ziauddin Yousafzai lleva décadas luchando por los derechos de las niñas y las mujeres, especialmente en el campo de la educación. No obstante, el activismo de su hija, premio Nobel de la Paz 2014, lo puso ante los ojos del mundo, al ser uno de los responsables de la crianza de esta joven en Pakistán, un país donde la cultura es predominantemente machista.
Precisamente, de la importancia del rol activo de la paternidad durante la crianza de las niñas fue que Yousafzai habló en el marco de la conferencia Women Deliver, celebrada recientemente en Vancouver, Canadá. Este evento reunió a los mejores exponentes en investigación y activismo social sobre diferentes temas ligados con la mujer y el género.
“Mi esposa y yo queríamos crear y construir una familia igualitaria. Cualquier hija mía iba a ser criada igual que cualquier hijo. Algo que resultó para muchos sorpresa, pero es y siempre será lo justo”, destacó este educador.
“Desde que Malala nació, yo quise que experimentara el mundo. Que tuviera su identidad, ser ese papá que la motivara a aprender e ir por sus sueños”, agregó mientras hizo su exposición, que consistió en dar el testimonio cuando se expusieron los resultados del Estado Mundial de la Paternidad 2019.
Activista desde la niñez
Sus inquietudes en cómo, desde el hogar, los hombres pueden salirse de ese rol machista, asumir labores de hogar y en la crianza de los hijos, comenzaron para él muchos años antes de ser padre.
“Ese tipo de crianza no es común en las zonas rurales de Pakistán. Así se cría a los hijos, y no a las hijas. Yo crecí en una familia con cinco hermanas, y vi dos estilos de crianza: una para mí, el hombre, y otra para las mujeres.
" Yo siempre noté que mis papás me daban trato preferencial. Yo tenía leche en mi té y mis hermanas no. Yo tenía más ropas que ella. Yo iba a la escuela y ellas se quedaban en casa. Todo porque yo era un niño y no niña", rememoró el activista, quien se propuso crear la primera escuela mixta en su zona de residencia, y lo logró.
El relato prosiguió: “Conforme fui creciendo eran muchas las preguntas, ¿por qué mis hermanas no podían ir a la escuela? ¿Por qué mis padres tenían grandes sueños para mí y no para ellas? ¿Por qué ser hombre hacía que mi vida fuera más importante? Y ninguna respuesta que recibía era satisfactoria”.
Malala tiene dos hermanos, los dos son hombres y todos crecieron en la misma casa, viendo a su papá cocinar y limpiar y a su hermana estudiar con ellos. En ese hogar, las labores de los hijos dependían de su edad y no de su sexo.
Para Yousafzai, cuando todavía se vive en una sociedad donde el machismo y el patriarcado imperan, son los papás, desde su privilegio, los llamados a derribar esos muros para que las niñas, sus hijas, tengan un mayor crecimiento y desarrollo con igualdad.
“Si hacemos ese cambio en casa, desde que nuestros hijos vienen en camino, si no hacemos distingos por sexo en casa y si ellos nos ven con nuestra esposa en labores igualitarias, ellos harán lo mismo y construirán una sociedad más equitativa”, concluyó.
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