No existe una receta perfecta e infalible contra los berrinches infantiles, pero sí estrategias que pueden evitar que estos sean más frecuentes y violentos.
Un estudio de la Universidad Brigham Young en Estados Unidos encontró un factor que no está relacionado directamente con la relación de los padres con el niño, si no de la mujer consigo misma.
Dicho reporte, publicado en la revista Family Relations, mostró que, entre más control emocional y mayores habilidades para resolver problemas tenga una madre, sus hijos presentarán menos problemas de comportamiento, como berrinches o peleas con otros niños.
La investigación también evidenció que las mamás que se mantienen en control emocional tienen menos posibilidades de decirles cosas hirientes o groseras a sus hijos y además, que son menos controladoras en sus técnicas de crianza.
“Cuando pierdes el control, esto impacta tu forma de maternidad. El caos influye tanto en la mujer que este impacta a la vez el comportamiento del menor. Tanto el lenguaje grosero como las actitudes controladoras ya se han asociado con problemas de comportamiento en los niños”, destacó en un comunicado de prensa Ali Crandall, autor principal del documento.
Para la psicóloga costarricense María Elena Campos, lo dicho por el estudio es cierto, pero ella va más allá. Para que la mujer pueda manejar sus emociones y consiga solucionar sus problemas de buena manera, es indispensable que ella cultive su salud mental.
“Si no cuidamos de nuestra salud emocional nos va a hacer más fácil perder la paciencia y el control. ¿Cómo podemos hacer esto? Defendiendo, aunque sean unos pocos minutos para nosotras mismas, para hacer lo que queramos, hablar con una amiga, salir a caminar, hacer ejercicios, dormir. Es bueno apoyarse en otras personas que puedan ayudarnos con el cuido de los menores durante estos minutos. Es cierto que cuesta mucho, pero hay que hacer el esfuerzo porque esto nos beneficiará a nosotras y a los menores”, comentó la especialista.
En la investigación Crandall ofreció consejos parecidos: “dormir lo suficiente y dormir bien y comer bien son cosas que impactan en nuestro funcionamiento. Debemos crear ambientes saludables que nos ayuden”.
El estudio
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Para llegar a estas conclusiones, Crandall y su equipo recolectaron datos de 152 madres con hijos de entre tres y siete años. Ellas tenían entre 21 y 49 años, el 62% estaba casada y un tercio solamente tenían un diploma de colegio.
El control emocional de la mamá se midió con un cuestionario que preguntaba a las mujeres sí tenían episodios de ira o reaccionaban violentamente en diferente tipos de situaciones hipotéticas.
Posteriormente se les puso a hacer varias tareas que incluían planeamiento, solventar problemas y concentrar su atención en ellos.
Los científicos vieron que las mujeres que tenían mayor control emocional eran menos propensas a reportar que sus hijos tenían problemas de comportamiento, pero también encontraron que la relación de la mujer consigo misma impactaba en sus habilidades de crianza.
“Tenemos esa presión social de ser ‘supermujeres’ que lo tienen todo bajo control y son las mamás perfectas, las esposas maravilla, las mejores profesionales y mujeres superfuertes. Y esa presión nos mancilla la salud mental”, afirmó Campos.
Por su parte, Kirby Deater-Deckard, coautora del estudio estadounidense, señaló: “sí, hay unas señales claras de cuando nuestro suministro de autocontrol está bajando, como sentirnos distraídas, irritables, fatigadas. Nosotras como madres podemos practicar reconocer estas señales cuando ocurren para tomarnos un ‘tiempo fuera’ si es posible”.
Y añadió: “pero también podemos encontrar estas mismas señales en nuestros niños y actuar; sentarnos con ellos, hablar, jugar y distraernos”.
Campos enfatizó que, de igual manera, es necesario saber cuándo necesitamos ayuda para buscar un psicólogo y recibir su acompañamiento profesional.
“Estamos acostumbrados a no darle la atención debida a la salud mental y a nuestras emociones. Pero, así como vamos al médico si nos duele algo, deberíamos ir a un profesional en psicología si vemos que estamos perdiendo el control de nuestras emociones”, concluyó.
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