Las mascarillas o caretas ya son obligatorias en el transporte público, cines, teatros, iglesias y bancos. También son recomendadas en paradas de autobús, y, en el caso del distrito de Pavas, se aconseja a las personas llevarlas en la vía pública.
Frente a esa realidad surgen preguntas sobre su uso en menores en edad preescolar y escolar ¿Cómo deben utilizar estos dispositivos? ¿Qué características deben tener estos implementos? ¿Cuándo usar mascarillas y cuándo caretas? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de cada una?
La Nación consultó documentos de diferentes organismos de salud y de asociaciones de pediatría, también conversó con pediatras y especialistas en desarrollo infantil para determinar cuál es la mejor forma de proteger a los menores.
Primero, la evidencia deja claro que los menores de dos años no deberían utilizar ningún dispositivo debido a que su riesgo de asfixia es mayor. A esa edad no puede comunicarse de manera eficiente cuando hay problemas para respirar ni puede quitarse la mascarilla por sus propios medios.
Para los mayores de dos años, la protección con esos equipos en otros lugares fuera de los ya indicados depende de dónde vayan a ir, durante cuánto tiempo permanezca, el estado de salud del niño, la cantidad de tiempo y si estará con varias personas fuera de su burbuja social durante más de 15 minutos.
También debe partirse de un hecho sobre el cual hay consenso absoluto: ni las mascarillas ni las caretas sustituyen las medidas de distanciamiento físico y de higiene, son acciones complementarias.
Los dos aspectos claves de prevención son mantener al menos dos metros de distancia con las personas que no son de la burbuja social y el constante lavado de manos (o el alcohol en gel, en caso de no tener agua y jabón a mano).
Además, sin importar la edad, estos dispositivos tampoco son recomendables para quienes tienen problemas respiratorios, no pueden quitarse la mascarilla por sí mismos o tienen alguna discapacidad cognitiva.
Si se determina que el niño usará la mascarilla en la escuela es importante tomar en cuenta que debe llevar más de una, pues estas se humedecen y hay que cambiarlas.
Igualmente, si van a merendar y se quitan la mascarilla, luego deben colocarse una nueva.
En caso de la careta es importante limpiarla después de cierto tiempo de uso o después de quitarse. Puede hacerse con una toalla y ya luego en casa se lava con agua y detergente.
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¿Cómo escoger la protección para el niño?
De acuerdo con el pediatra Jorge Martínez, la mascarilla ideal para los menores es la de tela, preferiblemente de las que tienen cintillas suaves para orejas.
“Que cubra la nariz y la barbilla, que esté bien ajustada, que no quede un espacio entre la cara y la mascarilla”, destacó el pediatra.
“Si tienen la opción de hacerla a la medida, aún mejor”, añadió.
El Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) y la Asociación Estadounidense de Pediatría también indican que en los niños es mejor usar mascarillas de tela que las desechables.
El psicólogo Rodrigo Monestel añade la importancia de que los menores se sientan parte del proceso: “déjelos participar, que ellos escojan el diseño, el color, el personaje, que sientan que tienen una participación activa en la decisión”.
Esa participación activa, dijo, les permitirá tener un mayor control de la situación y los motivará a utilizarla en momentos cuando es necesario.
Cuándo usarlas y cómo convencerlos
Una de las principales preocupaciones de las familias es convencer a los hijos de usar las mascarillas cuando deben.
Martínez y Monestel coinciden en que los menores deben comenzar a ver esto como un juego e ir entrenándose poco a poco en casa para cuando llegue el momento.
La recomendación es que practiquen durante varios días frente al espejo, que sepan cómo ponérsela, cómo quitársela y recordarles que no deben tocarla.
“Hay quienes más bien van a estar fascinados y sienten que van a jugar de superhéroes o de doctores, a ellos, motívelos, pero no en todas las personas es igual. A algunas les picará, les molestará, no les gustará la sensación”, dijo el psicólogo.
“Verlo todo como un juego, pueden utilizar muñecos o calcomanías para explicar cómo funcionan los virus, cómo los enferman y qué hace una mascarilla”, agregó.
El pediatra añade: “que lo vean a usted con la mascarilla, que lo vean usarla y ver que sí se puede usar sin problemas, podría hacerles sentir que son parte de algo importante. Yo he visto en mi consulta que los chicos sí las usan bien, no hay que subestimarlos”.
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Es fundamental que aprendan a darle un buen uso, pues de lo contrario, lejos de ser un beneficio, podría resultar dañino.
“La falsa seguridad siempre será un problema. Por ejemplo, hay quienes pueden creer que el usar mascarillas los exime del distanciamiento y pueden pensar 'no importa pegarme en la fila del bus o en el supermercado porque la mascarilla me protege. No, usted siempre va a tener que guardar distancia”, destacó Martínez.
También es importante saber cómo desecharlas. Es necesario que al remover este dispositivo se haga de las tiras y nunca se toque la parte que estuvo en contacto con la cara.
“Anden en qué guardar la mascarilla cuando se quita. Una bolsa o un recipiente. Si quedan en el ambiente o ‘nadando en un bolso’ esto es un foco de contaminación. Y apenas lleguen a la casa lávenla, puede ser a mano con detergente”, agregó.
Las de tela, sometiéndola a esos lavados constantes, tendrán una vida útil de un mes, aproximadamente.
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Uso de mascarillas en niño
Estos dispositivos de protección son para mayores de dos años, antes de esta edad su riesgo de asfixia es mayor.
FUENTE: CDC, ASOCIACIÓN ESTADOUNIDENSE DE PEDIATRÍA, OPS w. s. INFOGRAFÍA / LA NACIÓN.
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Las caretas como opción
Para Martínez, las caretas pueden ser más cómodas, pero la protección que ofrecen es mucho menor.
“Yo veo que mucha gente anda con careta y eso no los protege tanto. Es más, si usted se pone debajo de un ventilador, va a sentir todo el aire entrando. Es útil para no tocarse la cara, pero mi recomendación es la mascarilla. Usted ve que las guías internacionales hablan de mascarillas, no de caretas”, apuntó el pediatra.
Monestel dice, que sin embargo, puede ser más fácil convencer a un niño pequeño de usar careta antes de usar mascarilla.
“Hay menores que pueden ponerse de berrinche, no entender o jugar con la mascarilla. Una careta puede serles más cómoda de llevar”, apuntó.
Martínez concuerda en que hay una población en la que podría tener beneficios: “las guías internacionales hablan de que niños con hiperactividad o con algún tipo de trastorno hay que valorar el beneficio de las mascarillas, las caretas pueden ser una opción en algunos casos”.
Y finalizó: “la careta es una opción, que es mejor que nada, para el niño que no quiere usar mascarilla. Cada vez que se usa hay que lavarla”.
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Covid-19 podría ser más leve en menores de edad
De momento, las investigaciones (muchas de ellas aún en proceso y sin resultados concluyentes) señalan que los niños tienen una afectación menor que los adultos a la hora de enfrentarse a la covid-19. Se enferman menos y en caso de hacerlo tienen menos complicaciones que los adultos, salvo ciertas excepciones.
Por ejemplo, un manuscrito (aún no publicado en revista científica ni revisado por pares) colgado en el portal MedRxiv, indicó que por cada adulto con covid-19 se enferman 0,44 niños.
Además, los menores no son tan eficientes para transmitir el virus. Una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente de Holanda indicó que dos tercios de los casos del virus en la población estudiada fueron transmitidos por adultos y solo un tercio por niños.
¿Quiere esto decir que no deban usar mascarillas? No. Hay casos, aunque esporádicos, de menores que desarrollan un síndrome inflamatorio relacionado con covid-19, por lo que esta posibilidad debe tomarse en cuenta. Estos equipos de protección siguen siendo muy útiles en ciertas circunstancias, especialmente en escenarios de transmisión comunitaria.
Tanto el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) como organizaciones internacionales de pediatría sí recomiendan su uso a partir de los tres años de edad.
Los momentos en los que pueden ser necesarias y una medida de seguridad extra, es cuando no es posible mantener un distanciamiento de 1,8 metros como mínimo con otras personas o cuando acuden a centros de salud.
No obstante, cuando están realizando actividad física o se encuentran en casa, no deben usarlas.
De acuerdo con el pediatra Jorge Martínez las mascarillas son el complemento más recomendable, pero nunca serán más eficaces que esa distancia.
“No hay nada más eficaz que la separación, pero hay sitios donde esta no se garantiza y mi recomendación es la mascarilla. Supermercados, autobuses y las escuelas, si regresaran”, evidenció Martínez.
Para el psicólogo Rodrigo Monestel, el llamado que deben atender las familias es que, en la medida de lo posible, los niños deben seguir en casa y que salgan a lugares con un mayor flujo de personas únicamente si es necesario.
“Es cierto que no siempre se puede, pero si, por ejemplo, hay dos adultos en casa, que uno vaya al supermercado y el otro se quede con los chicos. Los menores, especialmente los más pequeños, están en edad de experimentación y es muy posible que vayan a querer andarlo tocando todo en el lugar donde estén”, destacó Monestel.
Cuando se deba salir, es importante que los menores entiendan lo que sucede alrededor.
“Explíquenles con palabras sencillas qué son las mascarillas, por qué las usan. Para los más pequeños puede ser intimidante ver a personas en las calles con mascarillas pues no están acostumbrados a verlos. Contéstenles cada pregunta, a su nivel, si preguntan es porque andan en busca de esas respuestas”, manifestó el psicólogo.