![El cometa 3I/ATLAS sorprendió al brillar tras el Sol y planteó dudas sobre su origen interestelar [Imagen con fines ilustrativos].](https://www.nacion.com/resizer/v2/QSECW7D74BFFJBS4FA5UNFBPGM.png?smart=true&auth=3737877186ee988e4f067ee0f5ee95143c04a49b5b12f17094cce379a9cc2390&width=1920&height=1080)
Un fenómeno astronómico reciente despertó el interés de científicos alrededor del mundo. El cometa interestelar 3I/ATLAS, que atraviesa el Sistema Solar a gran velocidad, emitió un destello luminoso inusual justo cuando se encontraba escondido detrás del Sol.
Este evento fue registrado por los satélites solares GOES-19 y SOHO, que lograron observarlo en un momento en que los telescopios terrestres no podían seguir su trayectoria.
El cometa 3I/ATLAS se desplaza a más de 210.000 kilómetros por hora. Al no originarse en el Sistema Solar, su paso cercano al Sol ofreció una oportunidad única para estudiar su comportamiento ante niveles extremos de radiación.
Durante su perihelio, el punto más cercano al Sol en su órbita, el objeto aumentó su luminosidad de forma inesperada. Este cambio ocurrió cuando ya no podía observarse desde la Tierra.
Los análisis preliminares sugieren que el calor provocó la sublimación de hielos en su núcleo, compuesto por agua, dióxido de carbono y otros volátiles. Este proceso liberó partículas y polvo que reflejaron la luz solar con mayor intensidad.
No obstante, los investigadores también observaron una inusual tonalidad azul en el brillo del cometa, lo cual podría indicar la presencia de gas ionizado. Este rasgo sugiere una reacción más compleja, posiblemente influida por materiales poco comunes o estructuras internas diferentes a las de los cometas típicos del Sistema Solar.
El descubrimiento podría tener implicaciones importantes sobre la química de los objetos que se forman en sistemas estelares ajenos al nuestro. Comprender estos detalles ayudaría a reconstruir el proceso de formación de planetas y discos protoplanetarios en otras regiones del universo.
Este hallazgo también resaltó el valor de los instrumentos espaciales modernos. Sin los satélites que observan constantemente al Sol, seguir la trayectoria de un cometa oculto detrás de la estrella no habría sido posible.
Los científicos continúan examinando los datos para identificar qué tipos de gases se liberaron, cuál es la masa estimada del cometa y qué elementos explican la modificación en su luminosidad.
En las próximas semanas, cuando 3I/ATLAS se aleje del Sol y vuelva a ser visible desde la Tierra, tanto telescopios profesionales como aficionados intentarán observarlo nuevamente.
Un objeto que desafía las explicaciones convencionales
El comportamiento del cometa 3I/ATLAS sorprendió a la comunidad científica. Mostró una “anticola”, es decir, un chorro de gas que apuntaba en dirección contraria a lo habitual en los cometas naturales, y una trayectoria alineada con el plano orbital del sistema solar.
Además, el análisis químico reveló una composición atípica. Entre los elementos detectados se encontró níquel puro, junto a compuestos que usualmente se asocian a procesos industriales en la Tierra.
La combinación de trayectoria inusual, comportamiento no aleatorio y características químicas únicas llevó a algunos investigadores a considerar la posibilidad de que se trate de una estructura tecnológica artificial.
Este cuerpo celeste, posiblemente con miles de millones de años de antigüedad, sigue siendo un enigma para la ciencia moderna.
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