El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, amenazó con la expulsión de diez diplomáticos occidentales, cuyo destino este lunes estaba aún por decidirse, so riesgo de dejar al país marginado a nivel internacional y agravar su crisis económica.
Los embajadores de Estados Unidos, Canadá, Francia, Finlandia, Dinamarca, Alemania, Holanda, Nueva Zelanda, Noruega y Suecia se habían movilizado a favor del opositor Osman Kavala, encarcelado desde hace cuatro años sin haber sido enjuiciado.
En una reunión del gobierno prevista esta tarde debía confirmarse su partida o la anulación del ultimátum.
Estos diez diplomáticos enfurecieron al jefe de Estado al solicitar el 18 de octubre una "solución justa y rápida del caso de Osman Kavala".
Este empresario y mecenas turco, una de las bestias negras del régimen, está acusado de intentar desestabilizar a Turquía.
El sábado, Erdogan anunció que había ordenado la expulsión "lo más pronto posible" de los diez embajadores. Pero, durante el fin de semana ninguno de los Estados concernidos recibió una notificación oficial.
Pese a la falta de una "comunicación oficial", el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, manifestó la "preocupación y la incomprensión" de Berlín ante esta medida.
Esta iniciativa contradice la agenda internacional de Erdogan en el próximo fin de semana: reunión el sábado en Roma del G20, grupo integrado por los países más industrializados, luego la conferencoa sobre el clima de la ONU (COP26), que se inaugura el domingo en Glasgow, Escocia.
"El momento elegido es espantoso si quiere recomponer sus relaciones con sus aliados europeos y estadounidenses", indicó a la AFP Timur Kuran, profesor de Economía y Ciencias Políticas en la universidad de Duke (Estados Unidos).
"Todo indica que su entorno, comenzando por su ministro de Relaciones Exteriores, ha tratado de disuadirlo", afirma.
Las relaciones de Ankara con Washington están muy frías, en particular por contratos de compra de aviones de combate F-35 --ya pagados pero no entregados--, y un pedido de piezas de respuesto para F-16. Esto vinculado a la compra por parte de Turquía de un sistema de defensa antiaérea ruso S-400, pese a ser miembro de la OTAN.
Pero para los observadores, se trata sobre todo de "crear distracción" en momentos en que Turquía atraviesa una dura crisis económica, con una tasa de inflación oficial del orden de un 20% y su divisa en caída libre.
Primera consecuencia de estas amenazas de expulsión lanzadas el jueves y repetidas el sábado: este lunes de mañana la lira turca volvió a alcanzar un mínimo histórico, con una caída del 1,3% respecto al dólar.
Para el economista Timothy Ash, analista en BlueBay Asset Management, si estas expulsiones se concretan la economía sería aún más afectada. "Los diez (Estados) reducirían sus intercambios comerciales con el régimen de Erdogan, y las inversiones en Turquía serían perjudicadas", indicó.
"Es una decisión contraria a los intereses de Turquía porque está dirigida a Estados importantes para su economía y para su situación internacional", afirmó a la AFP Hasni Abidi, profesor de Relaciones Internacionales en la universidad de Ginebra y director del Centro de Estudios e Investigación sobre el mundo árabe y mediterráneo (CERMAM).
No obstante, prosigue, el jefe de Estado quiere recordar que Turquía es un Estado independiente, el cual merece respeto.
Los diplomáticos "deben conocer y comprender a Turquía", había señalado Erdogan el sábado, acusándolos de "indecencia".
En su comunicado de prensa, los diez embajadores solicitaban una "solución rápida y justa del caso" Osman Kavala, preso desde octubre de 2017 sin haber sido procesado.
Desde el día siguiente, éstos fueron citados a la cancillería, puesto que las autoridades turcas consideraron "inaceptable" su demanda.
En diciembre de 2019, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) exigió la "inmediata liberación" de Kavala, pero fue en vano.
Osman Kavala, un rico empresario y filántropo de 64 años, nacido en París, fue mantenido bajo arresto a principios de octubre puesto que un tribunal de Estambul consideró que "carecía de nuevos elementos para otorgarle la libertad".
El opositor, que siempre ha negado los cargos que se le imputan, comparecerá nuevamente el 26 de noviembre.
Para Abidi, con su gesto, el presidente turco se dirige sobre todo a sus bases y a los nacionalistas que "apoyan las acusaciones conspirativas acuñadas por el jefe de Estado".
"No estoy seguro de que Kavala haya ganado con esta mediatización" de su caso, advierte.
"Erdogan no puede permitirse liberar a Kavala ahora, puesto que lo haría parecer débil. Éste se está convirtiendo en un héroe internacional, una especie de Navalni turco", concluye por su parte el profesor Kuran.
ach/rba/lch/age/mb