Unos meses atrás, en Estados Unidos, se registró una huelga masiva de empleados preocupados por su futuro laboral. Entre sus quejas, o molestias, se encontraba el hecho de que algunas de sus funciones han venido siendo sustituidas por robots.
En una gran cadena de hotelería en Estados Unidos, un robot llamado Wally se encarga de hacer entregas de comida a las habitaciones, programado después de las solicitudes por parte de los huéspedes.
En otras cadenas hay robots que se encargan de sostener el equipaje mientras los huéspedes se registran, y tienen la habilidad de comunicarse casi en cualquier idioma, a preferencia del visitante. Otros robots más son bartenders, algunos se encargan de la seguridad de casinos también en hoteles, con la capacidad de reconocer caras, grabar video y seguir movimientos de los jugadores.
La idea de utilizar robots en este tipo de servicios no es exactamente nueva; un estudio realizado por Boston University, entre 1993 y 2007, determinó que cada robot puesto a trabajar, en promedio, sustituía a 5,6 trabajadores humanos, y generaba un ahorro de un 0.5% para el negocio.
Juan Luis Crespo, profesor de la Escuela de Mecatrónica del TEC y director del Laboratorio de inteligencia artificial para las ciencias naturales, aclara que desde hace unos 60 años, esta sustitución ha sido posible.
Más recientemente, no obstante, se ha convertido en una opción con más fuerza debido a las mejoras tanto en hardware como en software. Los robots actuales tienen funciones de inteligencia artificial con la capacidad de lidiar con “términos de incertidumbre”, es decir, pueden funcionar sin problemas espacios cambiantes físicamente o con ajustes en la comunicación.
Así, por ejemplo, se ha visto la posibilidad de que haya robots que trabajen como meseros donde la distribución de comensales en la mesa puede cambiar o las sillas pueden estar ocupando diferentes espacios, sacando a sus programaciones de la rutina a la que están acostumbrados otros robots de modelos más viejos, para tareas repetitivas y más mecánicas.
¿Una amenaza real?
Si algo se busca mejorar con estos es la reducción del riesgo al que se someten a ciertos humanos cuando están en un ambiente de peligro elevado. Otras veces se busca la eficiencia en la repetitividad o la búsqueda de reducción de costos.
Ante el panorama que ha puesto en alerta a empleados de hotelería, surge la pregunta si esto podría generar un impacto laboral en otras áreas de empleo.
“El hecho de que se empiecen a usar a robots en diferentes tareas, también hace que haya una serie de trabajos como consecuencia de estas tecnologías, algunos inclusive que ni siquiera imaginamos”, asegura Crespo.
En su opinión, mientras hay quienes prefieren quedarse con la idea de que estos robots reducen la fuerza de trabajo humana, en realidad, a la vez, está permitiendo el surgimiento de profesionales en otras áreas. “Es importante considerar incluir en la educación las nuevas tecnologías desde la enseñanza superior, así como el fortalecimiento de esta materia”, dice el especialista del TEC.
Desde su perspectiva hay dos avances importantes que le han dado un salto a la popularidad reciente de la mecatrónica. El primero de ellos es la capacidad de que los robots se muevan en entornos no estructurados. Esto se usa, por ejemplo, en bodegas, donde los robots se encargan de mover objetos de gran peso.
El otro de estos avances es su capacidad para comprender el lenguaje natural y convertirlo en acciones. Esto funciona, por ejemplo, con asistentes como Xiri o Alexa. Esa capacidad de entendimiento del lenguaje acerca a los robots a la posibilidad de conquistar la interacción directa con los humanos. A fin de cuentas, es parte inevitable del avance tecnológico con el que, inevitablemente, nos vamos emparentando.