Cuando le comenté a Dennis Bermúdez, mi entrenador, que mi objetivo era mejorar mi técnica y mi fuerza corriendo en las montañas, me ajustó la rutina de pesas. Cambiamos las máquinas por sentadillas con mancuernas, ejercicios en la barra y con barra, mucho peso muerto; es decir los entrenamientos en el gimnasio ya no eran con esos aparatos aburridos.
El cambio me gustó mucho y empecé a ganar fuerza y resistencia; esto sumado a los entrenamientos en hills y pista hicieron que mejorara en las competencias… al menos me hacían soñar con los podios.
El confinamiento debido a la pandemia del covid-19, puso en pausa mis entrenamientos con pesas. Entrenar en casa no es igual; no tengo el equipo; sin embargo, me las he ido apañando con una liga, una galonera de suavizante de ropa, unas pesitas para tobillos que me regalaron, una mesa, un paño en el marco de la puerta (digamos que creatividad no me falta) y hasta descargué una aplicación para hacer yoga. Además, me he mantenido corriendo siempre sola en rutas más cercanas para evitar cualquier emergencia.
Ya son casi dos meses y siento que he perdido un poco de fuerza, mis tiempos no han mejorado (pero no han empeorado, y eso en estas circunstancias es bueno), mis músculos se quejan después de 2 horas de estar haciendo columpios en el monte, mis tobillos están cargados… pero sigo, no tengo idea de por qué (o bueno sí la tengo, es esa sensación de libertad a pesar de dolor que tenemos después de los 5 km).
Así las cosas, hace como 3 semanas, cuando ya terminaba una serie de hill repeat que tenía en el plan, me topé con un letrero en mi barrio: Conatus, Centro de Movimiento Integral. Me dio algo de curiosidad y me acerqué para preguntar si ya estaba funcionando. Me recibió Hans Barrantes, coadministrador del gimnasio y entrenador de calistenia. Él me invitó a una clase de prueba.
Calistenia: la belleza que tiene el cuerpo cuando está en movimiento
La palabra calistenia proviene del griego kalos (belleza) y sthenos (fortaleza). Revisé algunos ejercicios y muchos de estos me los había planeado desde antes mi entrenador… claro para mí las rutinas no necesitaban ser hermosas o bellas, con que me hicieran más fuerte, estaba más que feliz.
Unos días, después asistí a una clase con Hans y Mónica (una instructora de pole dance). Por el tema de las restricciones, solo seríamos los tres en esa clase. Nos lavamos bien las manos antes de comenzar y me pidieron que me quitara los zapatos.
Empezamos con una serie de movimientos para calentar y estirar, muy similares a los que ya venía haciendo sola en casa con la aplicación de yoga; pero claro esta vez con el plus que alguien me estaba corrigiendo mis posturas. Hans y Mónica me hablaron del origen de la fuerza que estaba empleando, cuáles músculos debería estar activando y cuáles deberían soportar más la tensión; incluso sobre la manera correcta de poner las manos antes de empezar los movimientos. Estuve una hora y prometí regresar.
Dos día después comprobé que aquella primera vez solo fue una sesión de reconocimiento. Calentamos y estiramos; sin embargo, mientras regresaba a casa ese mismo día iba haciendo números y había hecho 100 flexiones, 80 flexiones diamante, 25 flexiones explosivas, y mis primeras 25 flexiones (en cada brazo) individuales; todo esto antes de unos ejercicios en la barra y luego paralelas y planchas para el core.
Entre cada ejercicio, el instructor nos recordaba que la fuerza nacía en el centro, que teníamos que explorar ese origen para poder mantenernos. Yo, agradecía cada movimiento de mi cuerpo, pues aunque busco salir de mi zona de confort, al entrenar sola es fácil caer en el conformismo.
Un Alajuelense en Cartago
Conatus tiene poco tiempo de estar operando, pero ¿cómo se arriesga un negocio a abrir en plena pandemia, confinamiento y con tantas restricciones? Tengo pendiente hablar con los socios de este lugar sobre el tema.
Hans Barrantes, alajuelense, es vicepresidente de la Asociación de Calistenia y Stretworkout del país, y hasta antes del covid-19 daba talleres de técnicas de calistenia en su casa. Pero cuando todo cambió, se quedó sin clientes y decidió mudarse a San Ramón de Tres Ríos a probar.
Me habló de que su sueño es dar talleres a personas que no tengan posibilidades de pagar un centro de entrenamiento para cuidar sus ejecuciones, hablamos de lo chiva que es entrenar al aire libre, de mi sensación de felicidad al correr, y de su sensación de felicidad cuando entrena en los parques… Al final creo que esto de la calistenia se parece un poco a correr en el monte.
Al igual que correr, la calistenia la puede realizar cualquier persona y en cualquier lugar sin tanto material adicional. Los entrenamientos son muy funcionales y permiten ganar resistencia y flexibilidad. Personalmente, lo sentí como hacer yoga pero con más punch.