Para nadie es un secreto que la situación fiscal de Costa Rica casi toca fondo a finales del año pasado, época en la cual vivimos como un ambiente sumamente tenso cuando nos percatamos que las arcas gubernamentales no daban abasto para todas las necesidades de flujo de caja requeridas por la Tesorería Nacional.
Las implicaciones de esta situación tienen un impacto directo en diversos sectores de la economía, y uno de los principales es el mercado bursátil.
Ante este complicado panorama, la incertidumbre en los inversionistas no se hizo esperar, y provocó un ambiente de mucha quietud en las sesiones de inicio de año para compra-venta de títulos valores soberanos, a raíz de que las expectativas aún no eran muy alentadoras.
Los precios de los bonos se mantenían con tendencia a la baja, generando un aumento cada vez mayor en los rendimientos, que a su vez significaba un incremento en el costo de la deuda gubernamental.
Para finales del primer trimestre el Ministerio de Hacienda opta por emitir a nivel local los últimos bonos con tasas nominales netas de 9,20% en dólares, los cuales tuvieron una gran aceptación en el mercado a pesar de que la incertidumbre aún seguía latente; sin embargo, a partir de ese momento, los precios de los bonos locales empezaron a crecer de manera acelerada hasta la actualidad.
La gestión del Ministerio de Hacienda ha sido crucial para dar credibilidad al mercado inversionista e ir disipando tal incertidumbre. Esto lo ha logrado plasmando objetivos importantes para su estrategia de financiamiento, como la consecución de los ya conocidos préstamos bilaterales, la colocación de los tan esperados eurobonos recientemente emitidos a mediados de noviembre, y a nivel local una ordenada planeación de subastas y canjes de bonos en función de la optimización de la estructura de su deuda.
Todas estas acciones han inferido directamente en el comportamiento de las curvas locales, ya que inyectan cada vez mayor ímpetu a los inversionistas, quienes retomaron la confianza para la compra de bonos de gobierno.
Esto se transformó durante todo el año en un exorbitante crecimiento de la demanda que ha permitido la disminución en los rendimientos, en primera instancia de títulos en dólares, y posteriormente a partir de agosto, de subyacentes en colones (estos últimos con el aliciente de que el tipo de cambio experimentó una apreciación importante, haciendo más atractiva la inversión en esa moneda).
A continuación, se muestra la evolución de la curva soberana en dólares a nivel local, tomando como base el rendimiento de los títulos en función del plazo: