Bremen, Alemania. Es octubre del 2019; ni por asomo hay pandemia como ahora. Un viaje inesperado a Europa nos lleva hasta Alemania y en el itinerario incluimos la visita a dos ciudades que no conocíamos.
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Una de ellas resultó ser mágica, llena de recuerdos de la infancia, con callejuelas en las que puede caminar y perderse por horas sin arrepentirse.
Las casas son coloridas, como de fábulas, y por cada esquina hay imágenes alusivas al cuento infantil que la hizo famosa, Los cuatro músicos de Bremen.
Sí, estamos en Bremen, Alemania, donde transcurre el relato de los hermanos Grimm que tiene como protagonistas a un burro, un perro, un gato y un gallo.
Por Internet compramos una tarjeta para el transporte público que retiramos al llegar en una tienda en el aeropuerto. Eso nos permitía usar el tranvía y los autobuses de forma ilimitada durante cierta cantidad de días. De hecho, de la terminal aérea nos desplazamos en tranvía.
El centro histórico es hermoso, lleno de magia, con diversas esculturas y los cuatro músicos por doquier, apenas para dejarlos inmortalizados en una fotografía.
Aunque hacía un poco de frío, era insuficiente como para arruinar la visita a Bremen, recorrer sus calles y maravillarse de toda la arquitectura.
Quizás soy atrevido con el título de esta nota; no crean que conozco toda Alemania, pero Bremen es por mucho el lugar más bello en que he estadio en ese país. Múnich, Berlín, Bonn, Colonia, Hamburgo, Dusseldorf y Fráncfort tienen lo suyo, pero no como esta ciudad.
En el video que acompaña esta nota puede disfrutar de los encantos de Bremen.