¿Se ha sorprendido comiendo una naranja verde al desayuno? ¿cuando compra pollo le han dado un kilo de pollitos? Suena extraño, ¿verdad? Esta reacción es la que la Fundación MarViva pretende que se genere cuando, al comprar un pescado ,le ofrezcan uno que aún no está maduro, es decir, uno que no ha alcanzado su madurez sexual.
La venta de estos pescados impide su reproducción al menos una vez. Acercarse a la vitrina del supermercado y comprar uno que haya llegado a su madurez aumenta las posibilidades de que, antes de ser pescado, le haya dado continuidad a la especie.
Con vallas publicitarias, mensajes de prensa y hasta una aplicación móvil, MarViva pretende crear conciencia y educar un poco más al consumidor tico.
Con la aplicación "MarViva: Guía Semáforo" es posible identificar las características que debe tener el pez para ser consumido. Esta se encuentra disponible para Android y para iPhone.
Antes de realizar la compra, los expertos recomiendan preguntar por la hoja de vida del pescado: pregunte los detalles sobre la proveniencia del animal, las condiciones en las que fue capturado, quienes lo transportaron y cómo llegó a la tienda. Una decisión de compra bien pensada podría salvar especies en peligro de extinción.
Datos de FAO señalan que, en el mundo, el 57% de las poblaciones de peces marinos están plenamente explotados y un 30% sobreexplotados, agotados o en recuperación. Irene Morales, coordinadora de Mercados Responsables de Fundación MarViva, afirma que uno de los principales actores para el ordenamiento del sector pesquero son los consumidores finales.
"Piense: usted no se comería una naranja verde, ¿cierto?, entonces ¿por qué se come un pescado que no ha madurado o consume peces que están en peligro de extinción?", enfatiza.